Las bodas en la realeza británica: nueve cosas que nunca pueden faltar. ¿Tradiciones o locuras?
Desde 1840 hasta 2018 las bodas siempre tuvieron algo en común.Las bodas en la realeza británica fueron, desde sus inicios, los eventos más vistos y seguidos por muchos. Lo que casi nadie sabía es que hay ciertas cosas que no pueden faltar en cada lazo.
Una de ella es el color blanco en los vestidos de las novias que simboliza la pureza; esta tradición data de 1840 y de la boda de la reina Victoria con el príncipe Alberto. Muchos dicen que solo se vistió de color blanco para resaltar de los presentes.
Otra característica de la realeza son la regalías militares. Tanto como las novias, los novios también tienen un atuendo especial para estas ceremonias, generalmente uno militar muy llamativo; esto según dónde haya realizado su servicio de combate. El pastel también es otra tradición que no puede faltar y generalmente es de frutas, y en los eventos más antiguos se les enviaba a los presentes un pedazo en recuerdo.
En cuanto a la televisión, también cobra vital importancia para las bodas reales. Fue Margarita la primera en televisar su boda en 1960 con casi 20 millones de espectadores. Muchas han sido las bodas transmitidas, incluidas la de William y Kate y la de los duques de Sussex.
Los eventos reales siempre tenían la particularidad de utilizar una pepita de oro de una mina de Gales; con el pasar del tiempo esta se hizo muy pequeña. Fue en 1981 cuando la Royal British Legion regaló una pepita nueva de 36 gramos y es la usada actualmente para los anillos. La misma se guarda en la oficina del monedero privado. Otro destacado obsequio es la rama de mirto, que crece en la casa de vacaciones de la reina Victoria desde hace 170 años. Desde 1845, cuando Alberto regaló un ramo de flores con esa ramita, se hizo popular entre las bodas y los adornos florales.
En cada evento real desde 1923, las novias dejan un ramo de flores en la tumba de los desconocidos en la abadía. Esta tradición la comenzó la Reina madre en 1923 en conmemoración del fallecimiento de su hermano en la Primera Guerra Mundial, además sirve como recuerdo de todos los caídos en guerras.
Como toda boda de la realeza británica, la fotografía juega un papel muy especial. Desde 1863, la boda del rey Eduardo y la reina Alejandra, se fotografía a los presentes. En aquel momento se coloreaban las imágenes a mano luego de ser tomadas. Hoy en día, con la tecnología eso quedó atrás y las postales llegan a todas partes del mundo.