Efecto recién horneado: los secretos para conservar el pan por más tiempo

A pesar de todas las alegrías que brinda el pan, cuando se coloca sobre la mesa, cuenta con una vida útil bastante efímera. Con el paso de las horas, este alimento básico se va transformando y mostrando su peor cara: no solo la miga pierde esponjosidad y la corteza su crocante, sino que también el sabor comienza a ponerse rancio.

Sin embargo, existen algunos secretos que se pueden aplicar en la rutina cotidiana para extender el efecto recién horneado y disfrutar hasta la última rebanada de este carbohidrato. 

Los expertos en pastelería reconocen que uno de los principales factores por el cual el pan tiende a endurecerse rápidamente se debe a la perdida de humedad. Para solucionar esto, recomiendan limitar la exposición al aire, colocándole un film de plástico para que se mantenga fresco.

Aunque desde hace mucho existe el mito de que este alimento básico se conserva mejor cuando se mantiene en la heladera, los panaderos profesionales aseguran que es falso. El único beneficio que puede brindar que esté en un espacio refrigerado es que atrasa la aparición del moho.

Un mito que sí es real es que el freezer puede detener la retrogradación del almidón y, como consecuencia, ayudar a que el pan se mantenga en buen estado. Para aprovecharlo al máximo, lo mejor es congelarlo una vez que se enfríe luego de sacarlo del horno o comprarlo. A la hora de consumirlo, también tiene que hacerse rápido, para que no pierda consistencia.

Por último, uno de los secretos más simples y prácticos consiste en calentarlo en el horno por algunos minutos, para que las rebanadas mejoren su calidad y los bordes sigan manteniéndose crujientes, pero no totalmente duros.