Copa de la Superliga suspendida por coronavirus
El fútbol argentino frena su actividad.Finalmente, lo que se especulaba a voces y parecía un destino común, se terminó de determinar que el fútbol argentino suspenda su actividad, sin fecha de reanudación prevista, en prevención del contagio de coronavirus.
Lo había advertido River cuando decidió no presentarse a jugar ante Atlético Tucumán en lo que fue la primera fecha de la Copa de la Superliga. Luego, la mayor parte de los protagonistas (médicos, entrenadores y futbolistas) se anunciaron en contra de seguir jugando.
Si bien el discurso del domingo del Presidente Alberto Fernández parecía darle aire a la idea de continuar (afirmó que por ahora, según lo establecido por especialistas, si la organización del torneo lo indicaba, se podría jugar sin público en los estadios), la medida dio un giro total en las últimas horas y a causa de la pandemia, la pelota no girará por un buen tiempo en Argentina.
No se jugará, al menos, hasta el 31 de marzo (fecha estimada por el período de cuarentena). El cambio de postura oficial fue porque tanto desde el gobierno como desde la AFA, coincidieron en que no se podía ir en contra de lo que ocurre en el resto del mundo, ya que se paralizaron las mayorías de las ligas (países vecinos como Chile, Uruguay y Bolivia se sumaron en las últimas semanas) a causa del virus.
Algo fundamental en la determinación fue la presión ejercida de los propios futbolistas del fútbol argentino, que en diversas ocasiones aprovecharon para hacer pública su postura de no seguir con la actividad, para preservar su salud de un posible contagio de COVID-19.
Los últimos partidos del certamen, los que cerraron la primera jornada, fueron los encuentros disputados el lunes por la noche, mientras se cocinaba la idea de frenar la actividad, con los triunfos de Colón y de Argentinos (ambos en condición de visitante ante Rosario Central y Lanús respectivamente).
Sergio Marchi, secretario general de Futbolistas Argentinos Agremiados, había anticipado que la resolución se iba a tomar el miércoles, a las 18, en una reunión con los futbolistas, pero la presión de los jugadores aceleró la determinación.