REALEZA
No se lo perdonarán jamás: las fotos de Lady Di que sus hijos no pueden ver
El escándalo que no termina.Fue el comienzo del drama: las fotos que armaron todo el calvario y la pesadilla en la vida de Lady Di hasta su último minuto. Son las fotos que explican la incomodidad y la bronca que sus hijos William y Harry destinan a los paparazzi que todo el tiempo han estado pendiente de ellos.
Lady Di había reescrito las normas de la relación entre los medios de comunicación y la monarquía británica: había roto esa infranqueable barrera entre los periódicos y la familia de la reina. Lady Di fue quien apostó por la naturalidad y la cercanía con la cámara, pero fue también víctima de su proximidad cuando se convirtió en tapa de todos los medios.
La prensa sobrepasó esa delgada línea entre información y provocación, pero hubo una serie de fotos de Lady Di que rompió la armonía y obligó al Palacio de Buckingham a levantar el teléfono para llamar a la redacción del periódico The Sun por la tapa titulada "Bahama Mama".
Aquel drama planteó un debate nacional sobre dónde estaban los límites y llegó a ser tema de debate en la Cámara de los Comunes: "Varias fotografías de Lady Di en bikini provocan una viva polémica en Gran Bretaña", publicó 'El País' el 19 de febrero de 1982.
En la imagen se veía a la princesa Lady Di embarazada del que sería su primer hijo, el Príncipe William. El editor adjunto de 'The Sun' en aquellos años, Roy Greenslade, reveló que los periodistas viajaban a todas partes donde iban los príncipes de Gales sin reparar en gastos y desde las redacciones "se les animaba a ser invasivos".
El Príncipe Carlos y Lady Di se refugiaron durante diez días en una isla perdida de las Bahamas, Eleuthera, buscando el sol y el descanso, pero ya llevaban meses siendo acosados por la prensa y necesitaban un descanso.
Lejos de encontrarlo, los fotógrafos siguieron a la pareja al Caribe, se camuflaron entre la naturaleza e hicieron guardia. Ni Carlos ni Lady Di podían imaginar que estaban siendo observados. Y fue Arthur Edwards quien recuerda cómo lo logró: "Eran una fotos sensacionales pero eran fotos de paparazzi, no eran unas fotos bonitas. ¿Si me arrepiento de las fotos? No, en absoluto, fue un encargo, me mandaron para que las hiciese". Así como lo leen: no se arrepiente y tanto William como Harry no se lo perdonarán jamás.