REALEZA

"El Príncipe Carlos no tiene remedio": la infidelidad al descubierto

La Reina Isabel fue quien intervino.
miércoles, 11 de marzo de 2020 · 20:08

A pesar que la serie The Crown lo deja bien parado y sus últimas apariciones públicas merecieron el cariño de la gente, lo cierto es que el Príncipe Carlos ha tenido que hacer un esfuerzo enorme por cambiar su pasado.

Se trata de un pasado marcado a fuego por las infidelidades, los escándalos durante su juventud y buena parte de su madurez y una frase de su propia madre, la Reina Isabel, que lo ha definido sin más vueltas: "El Príncipe Carlos no tiene remedio".

La sentencia de Su Majestad sobre el Príncipe Carlos fue la respuesta que dejó atónita a la mismísima Diana de Gales cuando su infidelidad con Camilla Parker Bowles quedó al descubierto.

Las palabras de la Reina sobre su querido hijo se conocen luego de que grabaciones de Lady Di salieran a la luz emitidas por el canal 4 del Reino Unido: la opinión pública británica quedó estupefacta ante la respuesta de la Reina a su nuera con poquísima empatía y dándole a entender que si Diana quería ser reina consorte alguna vez, debería soportar las conductas del Príncipe Carlos

Lady Di dice en las grabaciones: "Fui a la Reina Isabel, sollozando, y le dije 'qué hago'". Su Majestad la miró de reojo sin prestarle mucha importancia al asunto que marcaría un escándalo mundial tiempo después: "El Príncipe Carlos no tiene remedio. No sé qué debes hacer". Incrédula ante la respuesta, Lady Di agregó: "Esa fue su ayuda".

Si bien la Reina Isabel nunca ha tolerado el comportamiento del Príncipe Carlos, tampoco logró armonía con Diana desde que contrajeron matrimonio en 1981. Luego de confirmar la infidelidad con Camilla Parker Bowles, Diana le pidió el divorcio en 1992, se libró de la corona británica finalmente en 1994 y su breve vida encontró el final a los 36 años, en París.

Mientras tanto, el Príncipe Carlos siguió con su vida y su amorío con Camilla Parker Bowles se consolidó a través del matrimonio. Camilla también debió hacer todo lo humanamente posible para cambiar su imagen ante el pueblo británico, mientras que con la Reina Isabel sostiene una relación de tensa calma: aprecio y cariño, por un lado, pero celos y desconfianza por el otro.