REALEZA

La vieron los vecinos y lo relataron: Meghan Markle, descubierta

Ocurrió en Vancouver, Canadá.
viernes, 13 de marzo de 2020 · 18:54

Meghan Markle se sacó de encima el peso de ser un miembro activo de la realeza en su último acto oficial en la misa por el Día de la Commonwealth, el día de terror donde cruzaron miradas y silencios con Kate Middleton y el Príncipe William, sus antiguos aliados y nuevos enemigos dentro de la corona británica.

A diferencia de Harry que se quedó en Londres para terminar con los últimos asuntos en el Palacio de Buckingham, Meghan Markle apenas se sacó el traje verde que vistió para la última ceremonia y se subió a un avión para volver a abrazar a Archie, a quien había dejado al cuidado de una niñera y explicó que no lo llevó con ella a Londres por el riesgo de que se contagiara del coronavirus.

Apenas arribada a Vancouver, Meghan Markle intentó refugiarse en su mansión valuada en 16 millones de euros para evitar alimentar más a los paparazzis que tanto disgustos le han dado. Pero fueron los vecinos quienes rompieron el silencio y ventilaron qué hace Meghan durante sus días.

La vida de Meghan Markle en Vancouver dista del ruido que la rodeaba en Londres colmada de eventos y una vida protocolar con la cual jamás se sintió cómoda: alejada de todo, han descubierto que ahora se dedica a hacer comida casera y a dar largos paseos por el bosque.

La mansión donde se alojan Meghan Markle, Harry y el pequeño Archie durante los últimos tres meses queda a metros del parque natural de Horth Hill, donde Meghan pasea con Archie y sus mascotas todos los días una o dos horas. Si bien no es una zona muy concurrida, se cruza con algunos vecinos quien la han descubierto.

No han podido con el pacto de confidencialidad establecido con Harry y Meghan Markle y rompieron el silencio para hablar con la publicación norteamericana 'US Weekly': "Es muy agradable con todos. Dice estar encantada de estar en la naturaleza y en un lugar tan aislado", indicaron. Nada grave, pero que rompe el pedido de absoluta discreción sobre los pasos que da.

Una muestra de la confidencialidad que pide Meghan Markle tiene un antecedente que la pinta de cuerpo entero: sonrió para las cámaras en las fotografías tomadas por los paparazzi en enero, pero inmediatamente les plantó una amenaza con nuevas acciones legales si las fotografías se repitieron.

Luego de esas fotos Meghan Markle y Harry blindaron las rejas y entradas a la mansión y lograron un pacto con los vecinos a través de un grupo de WhatsApp: a través del canal de mensajería se enviaban alertas si veían fotógrafos en la zona que pudieran terminar con la tranquilidad.

Hasta aquí todo muy lindo más allá de los paparazzis: el tema es ahora hasta cuándo durará la vida de campo al aire libre de Meghan Markle y qué harán con el interés existente en una mansión en Malibú, donde la vida es distante a la isla de Vancouver. A la espera del regreso de Harry, son inminentes los cambios en la vida de la pareja.

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