REALEZA
Sin sonrisas: qué le pasó a la Reina Máxima en un viaje oficial
Fue apenas bajó del avión rumbo a Indonesia.
La Reina Máxima deslumbra en cada país al cual viaja: su gracia, buena predisposición, espontaneidad y estilismo han maravillado al mundo y su sonrisa es irresistible para las cámaras. Esta vez, al bajar del avión no hubo lugar para sonrisas. Ni en ella ni en el Rey Guillermo.
Todo ocurrió apenas arribada a Indonesia: la Reina Máxima decidió para conquistar a todos un vestido Oscar de la Renta que sólo elogios le ha generado: es el mismo vestido azul con ribetes blancos y volados en las mangas: ya es un clásico de Zorreguieta desde que lo estrenó en Nueva York hace unos años.
Pero ni siquiera los elogios le han motivado una sonrisa a la Reina Máxima, quien una vez que el avión privado aterrizó, no ha esbozado gestos ni la habitual alegría que despliega ante las cámaras: las razones hay que encontrarlas en que es un viaje que ha implicado un riesgo a la salud de la reina junto al Rey Guillermo.
A pesar del coronavirus, el Rey Guillermo y la Reina Máxima siguieron con su visita de Estado a Indonesia, un viaje que además se extenderá durante toda la semana y recién el viernes volverá la pareja a Los Países Bajos. El país asiático es uno de los que están expuestos al virus que encendió la alarma en el mundo.
Nunca revelarán si cumplieron con la agenda oficial sin estar convencidos de ello, pero la Reina Máxima y Guillermo han puesto una condición fundamental para intentar evitar un contagio: no darán la mano ni besarán a nadie pese a la decena de contenidos protocolares que los espera.
Los saludos a la Reina Máxima tendrán que ser únicamente de palabra siguiendo las medidas tomadas por el Gobierno holandés. A ese motivo ya de incomodidad, malestar y preocupación se suma que el viaje a Yakarta ha durado más de 10 horas en el avión presidencial.
El Rey Guillermo, quien tampoco ha demostrado buen ánimo, y la Reina Máxima fueron recibidos por el embajador de Holanda en Indonesia y el gobernador de Yakarta les han entregado un ramo de flores y colocado una tradicional guirnalda de flores en un intento por dotar de festividad a la visita histórica. Una visita que, seguramente, en otro contexto sería totalmente distinta.
