“Aún no la había atrapado el hospital”: el desconsolado relato de Flor Kirchner por una pérdida familiar

La hija de la vicepresidenta recuerda un duro momento.
lunes, 11 de mayo de 2020 · 08:07

Fue en el día de ayer que Flor Kirchner recordó el fallecimiento de su abuela y le dedicó un poema de Jimena Arnolfi Villarraza que le hizo rememorar a Ofelia, quien era la mamá de su mamá.

Desde que volvió de Cuba, la hija de Cristina y Néstor se encuentra muy activa en las redes sociales, donde comparte escritos hechos por ella o por otros autores que le resultan movilizadores.

“Hoy sería el cumpleaños de Ofelia. Murió hace poco más de un año en La Plata. Mi cuerpo se encontraba en Cuba tirado en una cama muy lejos de su cuerpo vivo también en otra cama, en la que sabíamos que iba a morir. Ella defendía a Julie, esa perra rebelde y malhumorada que la había mordido catorce veces”, comenzó relatando la cineasta.

View this post on Instagram

Hoy seru00eda el cumpleau00f1os de Ofelia. Muriu00f3 hace poco mu00e1s de un au00f1o en La Plata. Mi cuerpo se encontraba en Cuba tirado en una cama muy lejos de su cuerpo vivo tambiu00e9n en otra cama, en la que sabu00edamos que iba a morir. Ella defendu00eda a Julie, esa perra rebelde y malhumorada que la habu00eda mordido catorce veces. u0026lt;u00bfPor quu00e9 no la regalas?u0026gt; preguntaban y preguntaban-lo admito, yo tambiu00e9n preguntu00e9-. Ella replicaba enojada que no queru00eda soltar a su compau00f1era por su caru00e1cter, que cada unx era como era. Humanizaciu00f3n eterna de las perras. De chiquita me contaba la historia de cu00f3mo habu00eda nacido Alelu00ed, otra de esas perras, muerta ya hace muchos au00f1os, y de cu00f3mo la habu00eda rescatado de sus hermanxs du00e1lmatas que no la dejaban llegar a las tetas de la perra madre por ser la mu00e1s pequeu00f1a de todxs. Y esa otra historia de la otra perra que no recuerdo su nombre, pero que en los au00f1os setenta se escapu00f3, la creyu00f3 perdida para siempre, y una noche, le tocu00f3 la puerta, y esto no me lo dijo, pero imagino que lloru00f3. Ella y toda una vida de perras desatadas. Ofelia, mi abuela Almodu00f3var u0026lt;Si no te quieren, no los quierasu0026gt; me dijo enojada una vez, me contu00f3 que un su00f3lo hombre en su vida le habu00eda dicho que no la queru00eda mu00e1s y ella le gritu00f3 que entonces, en ese mismo momento, dejaba de quererlo tambiu00e9n. Leo sobre su cara este poema de @jimenaarnolfi que forma parte de su libro Hay Leu00f1a de @caletaoliviapoesia , me hizo acordar a ella, que era tal como queru00eda ser. Viviu00f3 en su propio monte de libertad, a pesar de estar caminando en plena urbanidad. Esta foto se la saquu00e9 yo cuando au00fan no la habu00eda atrapado el hospital.

A post shared by Florencia Kirchner (@florenciakf) on

Inmediatamente, Florencia continuó: “”¿Por qué no la regalas?” preguntaban y preguntaban, lo admito, yo también pregunté. Ella replicaba enojada que no quería a soltar a su compañera por su carácter, que cada unx era como era. Humanización eterna de las perras”.

Además, la más joven del clan Kirchner se dio un momento para recordar cómo la entretenía Ofelia: “De chiquita me contaba la historia de cómo había nacido Alelí, otra de esas perras, muerta ya hace muchos años, y de cómo la había rescatado de sus hermanxs dálmatas que no la dejaban llegar (hasta) la perra madre por ser la más pequeña de todxs".

View this post on Instagram

u00bfPara quu00e9 mi cara si en la portada estu00e1 mi amiga Elizabeth Barrett Browning? Una eterna encerrada como quien les escribe. No suelo subir nada que estu00e9 leyendo en el momento pero esto me tiene como loca. Hace mucho tiempo trabajo en textos y ficciones la temu00e1tica de u00c9l u00c1ngel Del Hogar que nos lanzu00f3 Virginia animu00e1ndonos a asesinarlo dejando el cuarto propio lleno de plumas y restos de ese ser espantoso. Este libro, si bien tiene como eje la literatura victoriana del siglo XlX (uno de mis periodos favoritos en la ficciu00f3n) tambiu00e9n recorre autoras como Plath, Sexton, Woolf, para ir asu00ed mostru00e1ndonos al antiu00e1ngel, como las autoras del ensayo la llaman: La mujer monstruo. Esa chica que no se construye para cumplirle el imaginario al hombre. Pone un increu00edble ejemplo de Thackeary: La sirena muestra en la superficie ese pelo dorado virginal, la cintura y el pecho como un corazu00f3n, mientras debajo de la superficie estu00e1 la cola monstruosa, pegajosa, llena de escamas, una babosa. Toda mujer tiene que ocultar ese lado mounstroso, mientras ellos siempre todos enteros afuera, siempre ocupando el espacio, siempre tanto que como dice el poema acu00e1 citado de Mary Elizabeth Coleridge u201cEncontru00e9 en el espejo la visiu00f3n de una mujer enfurecidau201d. u0026lt;La fealdad secreta y vergonzosau0026gt; escriben, y su00ed, yo no conozco a ninguna que no estu00e9 intentando ocultarla. Citan como ejemplo a una chica que llega una noche, se quita su peluca, su ojo de cristal y que al du00eda siguiente deberu00e1 emplear todas sus u0026lt;Artesu0026gt; para reconstruir u0026lt;Partes esparcidasu0026gt;. Intensa ansiedad por llegar a la parte en la que se explayen sobre Bertha Rochester-la loca mujer-de Jane Eyre, El Ancho Mar De Los Sargazos de Jean Rhys y toda la locura, la fuga, el encierro reflejados en la literatura escrita por mujeres. Porque nos volvieron explu00edcitamente locas, o nos condenaron por no entrar en la tiranu00eda de sus sueu00f1os de varu00f3n. Va perdiendo peso tener que serles lindas. Leer esto es una revuelta a la literatura, como la revuelta que viviu00f3 mi mente el du00eda que J empezu00f3 a hacerme aire-y sin decu00edrmelo-porque sufru00ed trastornos varios y escribu00eda mejor que u00e9l. Chau. PD: voy a ir subiu00e9ndoles de a poco subrayados de estas 600 pu00e1ginasu2728

A post shared by Florencia Kirchner (@florenciakf) on

“Y esa otra historia de la otra perra que no recuerdo su nombre, pero que en los años setenta se escapó, la creyó perdida para siempre, y una noche, le tocó la puerta, y esto no me lo dijo, pero imagino que lloró. Ella y toda una vida de perras desatadas”, siguió la escritora conmovida con el tiempo compartido con la mamá de Cristina.

Para finalizar, Flor rememoró acerca de un consejo que ella le había dado y hasta el día de hoy lo guarda en su memoria: “Ofelia, mi abuela Almodóvar “Si no te quieren, no los quieras” me dijo enojada una vez, me contó que un solo hombre en su vida le había dicho que no la quería más y ella le gritó que entonces, en ese mismo momento, dejaba de quererlo también. Vivió en su propio monte de libertad, a pesar de estar caminando en plena urbanidad. Esta foto se la saqué yo cuando aún no la había atrapado el hospital".

Otras Noticias