Lo veíamos venir: así es hoy la vida de Felipe y Martita, los hijos de Ricardo Fort
Los mellizos heredaron algo más que dinero.
Ya transcurrieron 8 años desde aquel fatídico desenlace que terminó con la vida de Ricardo Fort. El famoso chocolatero que supo conquistar los corazones de los argentinos a fuerza de carisma y excentricidades dejó dos hijos, Felipe y Martita, que nacieron mediante un tratamiento de subrogación de vientre realizado en Estados Unidos.
Tras el fallecimiento de su padre, Marta y Felipe quedaron al cuidado de Gustavo Martínez, amigo de Ricardo, a quien el mediático le dejó la tutoría legal de los menores. Hoy, a punto de cumplir sus 17 años, los mellizos aún viven con Martínez y parecen haber heredado la veta artística de su papá.
En la actualidad, los hijos del famoso empresario continúan con sus obligaciones escolares y aprovechan de los últimos días del verano. Felipe está a punto de rendir algunas materias para comenzar quinto año, mientras Martita, más aplicada, aprovecha a reunirse con amigas, siguiendo los protocolos vigentes.
Para recibir el 2021, tras la prolongada cuarentena, los hijos de Fort viajaron a Miami junto a sus tíos y primos. Contaron también con la compañía de Rocío Marengo, actual pareja de Eduardo, hermano de Ricardo. Allí, los mellizos visitaron el complejo de Disney World. Según manifestó Marta en sus redes, la ciudad logró cautivarla y se convirtió en su favorita, gusto seguramente heredado de su famoso papá.
Hasta que cumplan los 18 años, cada decisión de los hijos del mediático está firmemente custodiada por Gustavo quien, de cerca, les permite desplegar sus alas en el ambiente artístico, aunque aún alejados del espectro mediático. Mientras Martita comenzó una incipiente carrera en el mundo del modelaje algunos años atrás, Felipe se orienta al mundo audiovisual.
Recién en el 2022, los herederos de Fort podrán hacer uso a su voluntad de las ganancias que continúan generando las acciones de su padre en la mítica fábrica de golosinas. En la actualidad, la empresa le otorga a Gustavo una mensualidad a modo de manutención, para que los menores puedan seguir teniendo la misma calidad de vida que su padre pensó para ellos.
