Como uno más: las pruebas "argentas" que superó el rey Guillermo por Máxima de Holanda

La reina consorte no fue la única que tuvo obstáculos.
viernes, 30 de abril de 2021 · 01:30

La cercanía del cumpleaños número 50 de Máxima de Holanda reavivó el interés por la reina consorte de los Países Bajos y esto se ve reflejado en la publicación de dos biografías sobre su vida. La primera es "Máxima, más que majestad", del holandés Rick Evers, y el otro es "Máxima, la construcción de una reina", de Rodolfo Vera Calderón y Paula Galloni. Ambos indagan sobre el pasado plebeyo de la monarca hasta convertirse en la mujer del rey Guillermo de Holanda. 

El segundo, escrito por los periodistas argentinos, retrata de una manera muy particular el noviazgo "plebeyo" de Máxima con el rey Guillermo. Si bien puede pensarse que Máxima Zorreguieta fue la única que tuvo que sortear obstáculos y pruebas para ser reina, lo cierto es que Guillermo también tuvo que hacer lo suyo con el entorno de su novia, especialmente en sus primeros viajes a la Patagonia argentina. 

La nacida en Argentina recibió a Guillermo Alejandro por primera vez en la Patagonia en el año 1999 y lo presentó a su familia sin dar detalles de la estirpe real de su novio. Si bien fueron los padres de Máxima los primeros en enterarse con quién salía su hija, ella pidió un pacto de silencio con sus amigos que, tiempo después, supieron que se trataba del heredero al trono de los Países Bajos. Eso generó que tanto la familia como las amistades trataran a Guillermo como uno más y que él pudiese sentir una libertad desconocida. 

La primera prueba que Guillermo Alejandro tuvo que sortear fue con los amigos de Máxima en Bariloche quienes, según indica la biografía, lo veían bastante torpe para cumplir con las exigencias del esquí, un deporte para la cual todos son grandes aficionados. La piel sumamente delicada de Guillermo, su porte físico y el poco cuidado que mostraba al comer o beber despertó las sospechas del entorno. Conocedor de los gustos de los allegados de su novia, Guillermo hizo alarde de toda la destreza aprendida desde niño en las vacaciones de la Casa de Orange en Austria. Prueba aprobada.

La familia de Máxima decidió alquilar una casa de unos amigos para recibir a Guillermo, debido a que su propiedad se había incendiado meses atrás. Según detallan Vera Calderón y Galloni en los fragmentos de su biografía publicados por Infobae, Guillermo allí hizo de todo: desde dormir en una cama marinera hasta lavar los platos después de comer. Hay quienes aseguran que esa libertad y comodidad terminó de conquistar al futuro rey. 

Otra prueba superada por el rey Guillermo I por amor a Máxima fue dar cuenta de una característica muy reconocida en él: su disfrute en las salidas. Los amigos de Máxima lo invitaron a tomar "cervezas frías" y bailar, momentos donde el hijo de la princesa Beatriz se convirtió en "el alma de la fiesta". 

 

El desafío de Máxima con sus hijas

Durante las celebraciones del Día del Rey el 27 de abril, Máxima de Holanda confesó a los medios presentes el principal desafío que tuvo que sortear con sus tres hijas durante las restricciones impuestas por la pandemia. "No poder realizar deporte fue todo un desafío para nosotras. No poder jugar al hockey era un problema, pero lo abordamos como familia", aseguró Máxima a Story.nl.

"Gracias a Dios, contamos con apps y con ellas pudimos hacer pequeñas rutinas de entrenamiento. En cuanto volvieron a permitirse los deportes en equipo, ellas salieron corriendo al campo de hockey", relató Máxima. Sobre su propia experiencia, la reina consorte rescató la importancia de poder sacar a pasear a sus mascotas para poder "mantener la cabeza vacía y poder respirar aire puro".