Belleza, misticismo y leyenda: el amancay rebrota cada primavera en los bosques patagónicos

Sus colores, amarillo y naranja, pueblan las laderas de los cerros.
lunes, 27 de septiembre de 2021 · 17:00

Es una de las flores más típicas de la Patagonia argentina. El amancay renace cada primavera en las laderas de las montañas, sobre todo en la zona de los Parques Nacionales Nahuel Huapi, Lanín y Los Alerces.

Con su bello color amarillo y naranja, esta especie herbácea enciende el paisaje cuando llegan los primeros calores. Pero no solo de colores y aroma se trata, sino que además posee orígenes y una historia de misticismo.

Tras el incidente del volcán en Villa La Angostura, los amancay florecieron entre las cenizas. 

El amancay es una hierba perenne que tiene su época de floración en primavera y también durante el verano. Lo llamativo es que en invierno desaparece y en primavera rebrota con sus tubérculos y rizomas.

Se encuentra siempre en la zona del sotobosque con sus flores amarillas. Sus hojas son verdes y pueden llegar hasta los 12 centímetros y sus pétalos están dibujados como con hilos dorados.

Además, brinda propiedades benéficas para la salud. 

En la tierra, el amancay se mantiene expectante hasta que llegan las temperaturas más elevadas y deja de nevar y abren sus pimpollos. El color dependerá de su entorno: en los bosques de lengas es amarilla pálida, mientras que en las laderas soleadas tiene un color más rojizo.

Un lugar emblemático donde esta planta es una estrella del paisaje es el Valle del Challhuaco, muy cerca de Bariloche y paseo obligado para el turista.

En algunos cerros poco transitados, el amancay es una postal magnífica. 

 

Leyenda y gastronomía

En cuanto al aspecto culinario, los rizomas y tubérculos son comestibles. Con las raíces, por su parte, se puede obtener una fécula muy nutritiva que se usa en platos tanto hervidos como fritos.

Y en lo que respecta a su aspecto místico, el amancay es protagonista de una de las leyendas más hermosas de la Patagonia argentina.

Quien da una flor de amancay, está ofrendando su corazón.

Así decían los originarios vuriloches. Y es que esa frase nace de la leyenda en que una humilde joven de nombre Amancay sacrifica de forma heroica su vida para salvar la de su amado Quintral, hijo de un cacique.