HORÓSCOPO CHINO
Horóscopo chino: cuáles son los signos más controladores y demandantes
En el amor, ciertos animales de la astrología oriental suelen ser extremadamente posesivos.
Con 12 signos que se definen por el año de nacimiento, el horóscopo chino muestra un abanico de personalidades y de formas de relacionarse con el mundo. Cada animal de este zodiaco tiene atributos y defectos que lo determinan en el universo astral.
De este modo, tal como dicen los principales referentes de la astrología oriental, hay tres signos del horóscopo chino de los que habrá que cuidarse a la hora del amor, porque son sumamente controladores y asfixiantes.
Entre todos los signos del horóscopo chino, el Dragón (1928, 1940, 1952, 1964, 1976, 1988, 2000 y 2012) se muestra carismático e independiente. Sin embargo, tiene un halo misterioso debido a su exigencia y mal genio, algo que puede afectar en forma negativa a la pareja.
Este animal del calendario chino suele llamar la atención donde quiera que vaya porque tiene mucho don de gentes. Pero posee un lado oscuro y es muy exigente: se convierte en una persona muy intensa en sus romances y hasta se vuelve celoso y posesivo.
Por otro lado, está el Buey (1925, 1937, 1949, 1961, 1973, 1985, 1997, 2009 y 2021), integrado por personas fuertes y perseverantes. El nacido bajo este signo suele ser tenaz y, en otras ocasiones, se pone un poco denso cuando no logra manejar lo que desea.
Es protector de sus afectos, algo que se da, generalmente, al principio de las relaciones. A medida que pasa el tiempo, comienza a controlar. Su lado más problemático es que se convierte en una pareja celosa, vengativa y resistente.
La belleza y los celos
Otro de los signos del horóscopo chino que se caracteriza por su alto grado de posesión es el Gallo (1933, 1945, 1957, 1969, 1981, 1993, 2005 y 2017). Su lado positivo es que son trabajadores y valientes y acostumbran proyectar hacia el futuro.
Pero son muy críticos y hay casos en los que apela al sarcasmo y la ironía, algo que no resulta muy grato para algunos. Puede volverse celoso y posesivo con su pareja y no acepta perder: puede expresar su tristeza de manera cínica y cruel.
