OCÉANOS
Las más insólitas curiosidades sobre los oceános y los mares
La masa de agua que cubre el 70 por ciento de la Tierra guarda innumerables secretos.Son un verdadero misterio que incluso inspiró a los más reconocidos escritores de narrativa como lo fue Julio Verne. Los océanos ocupan el 70% de la superficie de la Tierra y es por eso que vivimos en el “planeta azul”.
Entre las principales tareas que tienen los océanos, una es regular el clima de la Tierra. Además, estas grandes masas de agua absorben gran cantidad de dióxido de carbono de la atmósfera y nos dan mucho del oxígeno que respiramos y del alimento que consumimos.
Tal como revela un exhaustivo informe de la revista National Geographic, el ser humano con su particular y nefasta intervención ha hecho que los océanos se hayan degradado por culpa del cambio climático, la acidificación y los microplásticos.
Algunas de las curiosidades que tienen que ver con estos enormes mares son aquellas que se vinculan con las incógnitas que nos generan sus profundidades. Para tener una idea, el 71% de la superficie de la Tierra está cubierta por agua y en los océanos está el 96,5% de ese volumen.
Por otra parte, lo llamativo de los océanos es que esa agua está en continúo movimiento y otra parte se mantiene sólida al estar congelada en Groenlandia, que alberga el segundo depósito de agua dulce más grande después de la Antártida.
En lo que se refiere al ciclo del carbono, estas grandes masas de líquido son vitales para el desarrollo de las especies. El ciclo del carbono describe cómo los átomos viajan desde la atmósfera a la Tierra y regresan a la atmósfera. Los mares son sumideros naturales.
Especies en el mar
Aunque es casi imposible saberlo con exactitud, se tiene el dato de que en los océanos habita una gran cantidad de especies. Según el Censo de Vida Marina, que nucleó a 2.700 científicos de 80 nacionalidades distintas, se calcula que existen cerca de 226.000 especie.
Otro de los puntos es que los mares nunca están quietos. Las olas se construyen a merced de la fricción del viento con las aguas superficiales del océano, pero también influyen los movimientos subterráneos.