CURIOSIDADES
Remedios caseros: por qué hay que creer pero solo hasta cierto punto
Algunos estiman que es válido dejar un corcho bajo la alhomada, para sanar los calambres.Los remedios caseros suelen ser costumbres arraigadas que pasan de generación en generación. Con algunos elementos que hay en el hogar, es posible controlar ciertas dolencias para los que no recurren a la medicina convencional.
Según menciona en el libro “Los remedios de la abuela”, de Valeria Eldelztein, la primera farmacia para muchos de nuestros problemas está en la naturaleza. Desde la cultura egipcia, china o griego se transmitieron trucos para tratar enfermedades.
Hay ciertos remedios que son más mitos que verdaderas curas, dice la autora, y otros tanto son tan habituales que no hay forma de sacarlos de nuestro acervo cultural. En ese sentido, la especialista considera que, por ejemplo, para curar el hipo hay infinidad de respuestas.
“Todos los remedios que figuran en el libro están acompañados por las publicaciones científicas que avalan (o no) su efectividad. De hecho, hay tantos artículos que hicimos un apéndice online para poder poner todas las citas, para que las consulten los más curiosos e interesados”, sostiene.
Entre los datos que menciona, especifica que muchas de las medicinas naturales que usamos no son inocuas. Hablar de algo natural no significa que tal vez traiga ciertos problemas que no esperamos a nuestra salud.
Los remedios que se mencionan para curar el hipo, por ejemplo, son válidos en la mayoría de los casos porque no generan ningún daño. Hay otros casos en los que son soluciones inútiles, como es el caso del corcho bajo la almohada para los calambres.
Medicina implacable
Con el argumento de que "a mi tía le funciona", mucha gente suele usar los remedios caseros sin chequear en ningún momento la validez de su eficacia. Para estos casos, más que sanar el remedio actúa como un placebo.
En ese sentido, hay mucho de carácter psicológico porque suele pasar que nos sentimos mejor al creer que lo que tomamos o usamos nos hace bien, aunque realmente no haga ningún efecto. Esto sucede porque se activa una zona del cerebro relacionada con la recompensa.