Ventajas y contratiempos que trae usar pestañas postizas

Desde hace un tiempo, los ojos se convirtieron en uno de los temas más importantes de la belleza facial. Y, por eso, las pestañas postizas se convirtieron en las mejores aliadas para profundizar la mirada y hacerla más interesante.

Las pestañas postizas tuvieron su época de esplendor en la década de los 70, con la moda más psicodélica. Sin embargo, este accesorio recobró preponderancia y hoy es uno de los detalles que elige la mayoría de las celebridades.

El recurso de las pestañas postizas es perfecto para aquellas que tienen pelitos cortos y quieren darle volumen. Las presentaciones son de las más variadas porque van desde las que se aplican en forma individual, en grupo o con una tira con pelo sintético o natural.

Estas extensiones se colocan con la ayuda de un adhesivo especial. De esta manera, nuestras propias pestañas parecerán más largas y densas, y eso hará que la mirada sea más seductora.

Pero no todo es un lecho de rosas. El inconveniente es que muchas de estas no se ven naturales. Las ideales son las que vienen en grupos de tres, que se pueden colocar de afuera hacia adentro y solo hasta la mitad del ojo. Y así se vuelven ideales para disimular el párpado caído.

Respecto a las desventajas, una de las principales es que pueden producir alergia e incluso alguna infección. Si no se aplican con cuidado, pueden lastimar los párpados y los ojos. Se sugiere concurrir a un dermatólogo antes de usarlas.

Práctica y cuidado

Las pestañas postizas no son tan fáciles de colocar. Posiblemente, en la primera ocasión en que se las aplique haya que pegarlas y despegarlas en varias oportunidades hasta que queden bien. Eso podría generar una irritación en la piel.

El pegamento puede causar molestias en el párpado, por lo que se sugiere usarlas pocos días de la semana. Por otra parte, al momento de despegarlas, también pueden generar un tirón suave que no solo provoque dolor, sino que, tal vez, arranquen las pestañas naturales.