Curiosades sobre el mirlo, el pájaro arisco que es excelente imitador

No hay parque, jardín o casa de las ciudades de Argentina que no tenga un nido de cría con una pareja de mirlos. Es uno de los pájaros que más se adaptó a la sociedad, a tal punto que dejó de ser migratoria para convertirse en sedentaria.

Es un ave de tamaño mediano, con una longitud de unos 29 centímetros y un peso liviano, ya que no supera los 125 gramos. El mirlo macho es de color negro azabache con el pico amarillo, mientras que la hembra es parda y de tonos más apagados.

Una de las curiosidades que se consideran acerca del mirlo es relacionada con la alimentación, dado que se adapta a lo que tiene a su alcance. Puede dañar las cosechas porque cuando hay fruta disponible frecuenta estos cultivos. Pero no solo eso, sino que además devora escarabajos u hormigas.

Otra de las cualidades de este animal plumífero es que habita en ciudades, preferentemente, pero es fácil encontrarlo en bosques de suelo húmedo, sobre todo los que están a una determinada altura. No le gustan los ambientes áridos.

La encargada de construir el nido es la hembra, que cuenta con ayuda de su pareja. Los ubican en matorrales o en árboles a poca altura y al momento de tener crías, ella es la que incuba, pero ambos se ocupan de alimentarlas y enseñarles a volar.

Este pájaro se especializa en descubrir en qué lugar hay lombrices. Pues, escarba y las saca aun cuando están bajo la hojarasca. Además, posee una técnica para extraerla del piso sin partirla ni lastimarla.

Su mejor atributo

Si hay algo que destaca del mirlo es su canto. Es uno de los más melodiosos y tiene una particularidad: cuanto más húmedo es el día, cantará con mayor ímpetu. De esa manera, emite señales que alertan del peligro o una amenaza. Incluso, puede imitar a otros pájaros. 

Como la mayoría de las aves, tiene una especial propensión de destetar a sus depredadores. El mirlo es capaz de luchar con su rival hasta el extremo y no dará espacio para que le usurpen el nido o dañen a su cría.