Soluciones sencillas y naturales para que nuestro hogar siempre huela bien

Según nuestras abuelas, solo alcanza con ventilar bien la casa. Sin embargo, nada mejor que dar algunos toques a nuestro hogar para que siempre haya una deliciosa fragancia a limpio y, si es posible, con productos naturales.

Hay algunos tips sencillos e indispensables para que nuestra vivienda se mantenga fresca y que no sea necesario recurrir a productos químicos que afectan el medio ambiente y que, además, son más caros. Podemos mantener fragante el hogar gracias a recursos simples.

Como primer paso para tener el hogar limpio es imprescindible ventilar el área con frecuencia de modo que entre luz solar para reducir la humedad y se puedan ir aquellos olores fuertes que quedaron en el interior. Con 15 minutos por la mañana será suficiente.

Por otra parte, nuestra casa puede estar en excelentes condiciones si además usamos bicarbonato para las alfombras. Este es un excelente aliado para la absorción de humedad y solo bastará con esparcir sobre la superficie y dejarlo actuar durante la noche.

No hay que olvidarse que la naturaleza es una gran amiga de nuestras vidas por los que se pueden incluir en los ambientes interiores plantas o flores naturales. Las aromáticas son ideales como la lavanda, menta, romero, eneldo, hierbabuena o laurel.

También se puede apelar a ambientadores naturales. Uno muy fácil de elaborar es con 200 mililitros de agua y 10 gotas de aceite esencial de lavanda, naranja y eucalipto. Una vez que se agita se podrá rociar alrededor de los sillones, en el baño, en habitaciones y sobre las cortinas.

Ambientes perfumados

Otra de las chances de mantener buenas fragancias en nuestro hogar está dada por la utilización de productos que habitualmente tenemos en casa. Pueden ser granos de café enteros en un recipiente abierto para colocar en la mesa del comedor.

También se pueden aprovechar los cítricos. En este caso llenar una botella con agua tibia, un poco de jugo de limón y tres cucharadas de bicarbonato. Esto servirá para rociar los tejidos propensos a acumular olores molestos.