Curiosidades que muchos no conocen acerca del bulldog francés

Si uno se remonta a otros tiempos, los perros que abundaban en la mayoría de los hogares de los años noventa fueron los labradores y, más tarde, en los inicios de este siglo, los que más se veían eran los schnauzer. Hoy, las estrellas son los bulldogs franceses.

Esta raza tiene una gran cantidad de aficionados. Son muchos los que viven junto a un bulldog francés, también llamados “orejas de murciélago”, proveniente de Francia. Por su tamaño y su corto pelaje, son ideales para casas o apartamentos pequeños.

Un detalle no menor para tener en cuenta a la hora de elegir un bulldog francés es que son animales muy activos y que necesitan paseos frecuentes por espacios exteriores o una gran cantidad de juguetes, porque sino se aburren.

Debido a su forma de nariz, esta variedad canina debe beber agua en cantidad, ya que se cansan rápidamente. Deben hidratarse y lo hacen como si fuera la última vez en su vida.

Aunque son chicos de tamaño y no pesan mucho, es una de las razas que más crías tiene por parto, pues nacen aproximadamente seis. 

Son extremadamente sociables y traviesos. No hay que dejarlos mucho tiempo en soledad: les encantan los retos, aman a los chicos y son muy demandantes en cuanto a atención. Habrá que entretenerlos la mayor parte del tiempo porque, sino, se pueden lastimar.

Dotes especiales

El bulldog francés, a pesar de ser un perro territorial, tiene la loable facultad de ser muy moldeable y se adapta fácilmente a las disposiciones que le impongan. Son muy guardianes.

También, por su particular hocico, tiene un ronquido muy fuerte. Hubo un integrante de su raza que fue célebre: de nombre Russell, fue un perro de exhibición que murió en el naufragio del Titanic. Era una raza exclusiva de la alta sociedad, tenido por moda entre los millonarios.