Oro puro para tu jardín: la planta pequeña y perfecta para decorar que podés cultivar muy fácil en suelo o maceta

A la hora de pensar en darle una variedad al jardín, siempre vale la pena entender qué tipos de plantas pueden rendir de distintas maneras. De esta forma, podrás incorporarlas del modo que necesites sin tener que preocuparte sobre la adaptación natural que puedan tener.

Dentro de las opciones que se pueden elegir, hay un vegetal que aportará mucho más por su practicidad. Además de ese aspecto, también cuenta con una belleza sin igual que ayudará a elevar estéticamente el espacio en el que la coloques. Por otro lado, no requiere de un cuidado demasiado exigente debido a su gran capacidad de resistencia. Con todos estos beneficios, es más que recomendable que adquieras una planta Lamium.

Si bien se entiende que puede ser una buena alternativa para una hierba interior, la mejor versión la notaremos en el jardín. Ya sea en una maceta o plantada como cubre suelo junto a otras especies, su estética se notará a la perfección. Las hojas se caracterizan por tener un juego de verdes bien particular que le dan un aspecto notorio único a la vista y una rugosidad especial.

Al tener la oportunidad de estar debajo de otras, esta planta se maneja muy bien a media luz, soportando incluso las bajas temperaturas (no es recomendable el extremo porque puede dañarla). Cuando se habla del riego, se tiene que tener en cuenta que se lo puede realizar dos o tres veces por semana para que el sustrato quede húmedo, pero siempre debe drenar bien para evitar los charcos contraproducentes.

Más características

Otro de los datos a considerar que presenta esta planta es que suele crecer a una altura que no supera los 20 cm de altura, dejándole casi toda la expansión importante hacia lo ancho. Además de la belleza destacada que tienen las hojas, cuando se expone la floración, el nivel estético se potencia.

Y es que las flores de Lamium cuentan con una escala de colores que van desde el verde, pasando por el rosa y el blanco. Este ciclo aparece bien entrado el verano y se sostiene hasta los primeros meses del invierno, mostrando esa habilidad de resistencia sobre el comienzo de las bajas temperaturas.