Plantas

No tires las cáscaras de mandarina y mirá cómo podés usarlas para que tus plantas crezcan como nunca

No tenés que gastar de más.
lunes, 25 de noviembre de 2024 · 17:13

Si querés elevar a otro nivel todos los espacios de tu jardín, entonces no podés dejar de brindarle a tus plantas cierto abono para que puedan crecer sanas y fuertes. Los expertos en jardinería tienen varios tips que pueden servirte para que lleves tus espacios a su mejor versión.

Por supuesto que en las tiendas especializadas y en los viveros vas a encontrar cientos de productos para este fin, no siempre son totalmente naturales y a veces podés dejar todo tu dinero en esto. En cambio, tenés que conocer que en la naturaleza se encuentra lo mejor para tus especies.

Hay abonos naturales fáciles de conseguir.

Con muy pocos ingredientes y seguramente muchos de ellos que ya tenés en tu cocina o casa, vas a conseguir el mejor abono para tus plantas. Lo único que tenés que conocer es cuáles son los nutrientes que es bueno suplementar para ellas, por ejemplo la vitamina C.

Probá con cáscaras de naranja.

En este caso, podés conseguirla fácilmente de las cáscaras de naranja, solo tenés que hacer un trabajo de fermentación previa para que tus ejemplares consuman todos los nutrientes para su desarrollo. Con este proceso, la cáscara libera potasio, fósforo y micronutrientes que fortalecen el crecimiento y la floración.

Lo que tenés que hacer es agregar en un cuenco las cáscaras de naranja junto con unos 500 ml de agua, también una cucharada de azúcar y una tapita de vinagre blanco. Cubrí bien con una bolsa o film y dejalo reposando por dos días para que fermente. Después, los podés aplicar en un rociador directamente a tus plantas, así sea tanto a las raíces como a las hojas o flores.

Tienen muchos beneficios.

En el caso de que rocíes sus hojas, vas a estar generando un repelente natural porque, gracias a los aceites esenciales de la cáscara, actúa contra plagas como pulgones y hormigas, protegiendo tus cultivos de forma ecológica. En el sustrato fomenta la actividad microbiana, enriqueciendo el suelo y mejorando su estructura.

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