Aprendé a podar tu limonero de la forma correcta para que dé grandes frutos y esté siempre vigoroso

Si ves que el limonero de tu jardín no brilla como en años anteriores, esto quiere decir que necesitás tomar algunas medidas para que el crecimiento del árbol sea óptimo. Los limoneros son una especie frutal perenne, muy valorados tanto por su capacidad de producir limones durante todo el año como por su belleza ornamental. Estos árboles pueden alcanzar alturas entre 3 y 6 metros y son conocidos por su fragante flor blanca, el azahar, que puede florecer varias veces al año, permitiendo la presencia simultánea de flores y frutos. 

Los limoneros requieren condiciones climáticas específicas para prosperar, prefiriendo temperaturas óptimas entre 17 y 28 °C y una alta humedad relativa. No toleran bien las temperaturas muy bajas ni los vientos fuertes y en invierno pueden soportar temperaturas de hasta 3 °C. Para protegerlos del frío, se pueden cubrir con telas especiales que permiten la respiración del árbol mientras mantienen una temperatura adecuada.

El suelo ideal para plantar un limonero debe ser semiligero, rico en materia orgánica, con pH neutro y buena permeabilidad, evitando suelos arcillosos con problemas de drenaje. El riego es crucial para esta planta, necesita agua de manera regular durante todo el año, aunque en invierno la frecuencia puede disminuir ligeramente.

La poda de limoneros es una práctica hortícola esencial para mantener la salud y la productividad de estos árboles frutales. Se recomienda realizar una poda anual, preferentemente antes de que el limonero comience a producir frutos o después de la cosecha, lo que generalmente ocurre entre enero y febrero o entre junio y julio. La poda no solo ayuda a controlar el tamaño del árbol, o a mejorar la circulación del aire y la penetración de la luz solar, sino que también estimula un crecimiento más saludable y la formación de nuevos brotes y flores.

Son 3 los puntos que debes tener en cuenta a la hora de podar un limonero. El primero, tener en claro que esta es una poda de formación, en donde lo principal es quitar los chupones, o sea las ramas que crecen para arriba, las cuales quitan no solo incidencia solar, sino también fuerza al árbol en lo que respecta a su crecimiento.

En segundo lugar, vamos a quitar las ramas secas que, por lo general, aparecen en la parte inferior del limonero. Por último, te vas a concentrar en una poda apical, de esta manera evitás que el limonero se vaya muy arriba y tome un tamaño desfavorable para el crecimiento de sus frutos.

Para asegurar un crecimiento óptimo, el limonero debe ubicarse en un sitio que reciba al menos seis horas de sol directo al día y protegido del viento. Sin lugar a dudas, observar el árbol y adaptar la poda a sus necesidades específicas es crucial para el correcto desarrollo y producción de frutos.