Prestá atención: 3 formas fáciles de cuidar tus plantas en invierno y evitar que se mueran con el frío

Mantener las plantas fuertes, saludables y rozagantes puede representar un verdadero desafío en ciertas situaciones, sobre todo si no se tienen muchos conocimientos en el área de la jardinería. Hay algunas especies que son mucho más simples de cuidar, mientras que otras requieren de una atención meticulosa, para asegurar su óptimo crecimiento y desarrollo.

Si bien hay algunas plantas que suelen resistir largos periodos de sequía sin problemas o pueden soportar ser privadas de los rayos de sol y aún así continuar con un buen crecimiento, también estás aquellas que tienen la capacidad de desarrollarse en cualquier suelo y ambiente. En líneas generales, la vegetación puede llegar a ser sensible a las temperaturas extremas, tanto las altas como las bajas. Por eso, durante los días más calurosos de verano y los días más fríos de invierno hay que tomar precauciones.

Ahora que estamos en época invernal, lo mejor es proteger a los pequeños arbustos para que logren atravesar esta estación y llegue radiantes a la siguiente temporada. Lo primero que hay que saber es si se trata de una especie apta para soportar temperaturas bajas. Una vez que ya se cuenta con esta información, habrá que tomar ciertas medidas en pos del bienestar de las plantas. A continuación, encontrá 3 formas sencillas de cuidar la vegetación y resguardarla del frío.

Cómo cuidar las plantas en invierno

Las bajas temperaturas pueden afectar negativamente la salud y desarrollo de las plantas. Se puede producir un retraso en el crecimiento, daños en sus tejidos y hojas (a veces se vuelven marrones o negras) e incapacidad para absorber y utilizar el agua adecuadamente. Esta situación produce estrés hídrico e impacta en el correcto transporte de nutrientes, entre otros problemas.

Si no querés que tus miniarbustos sufran en los días invernales, seguí estos consejos: rociar la vegetación con aminoácidos, producto orgánico y antiestrés que actúa como una barrera protectora de los cambios de temperatura, tanto del calor como del frío. Por otro lado, para proteger las raíces hay que cubrir el suelo con corteza de pino. Estos chips obran como un aislante térmico y amparan las raíces de las fluctuaciones extremas de temperatura. Por último, también se puede recurrir a la tela antihelada, que resguarda a las especies del frío, las escarchas y las heladas al crear un microclima entre la tierra y la manta, que favorece el crecimiento de los cultivos y evita que se deterioren.