Plantas

El truco viverista para saber cómo y cuándo podar tu planta de Lavanda para que se mantenga hermosa y sana

La Lavanda es una flor hermosa y aromática, increíble para tener todo el año en tu jardín.
sábado, 24 de mayo de 2025 · 00:21

La Lavanda es una de esas plantas que embellecen cualquier jardín con su aroma y color, pero si no se poda correctamente puede volverse leñosa y perder vitalidad. A diferencia de muchas otras plantas, la Lavanda puede podarse incluso cuando está en flor, ya que lo hace casi todo el año. La poda se realiza principalmente en primavera y en otoño. En primavera se hace una limpieza ligera, eliminando flores secas, ramas muertas y cruzadas, lo que estimula el crecimiento saludable.

Una Lavanda bien podada puede florecer con más fuerza en primavera y atraer polinizadores.

Para que estas plantas sigan creciendo de forma armónica, es fundamental utilizar tijeras bien afiladas y desinfectadas con alcohol. En otoño, la poda debe ser más profunda, pero dejando siempre partes verdes, ya que de la madera leñosa no brota nada nuevo. Si se cortan las partes verdes por error, la planta puede perderse. Además, hay que retirar ramas que toquen el suelo para evitar aparición de hongos y eliminar la granilla de la base. Este proceso ayuda a oxigenar la planta y favorece un rebrote fuerte en primavera.

La poda correcta permite que las plantas respiren y evita el crecimiento desordenado.

Este truco de poda no solo mejora el aspecto de las plantas, sino que también garantiza su durabilidad. Recordá siempre cortar al menos un centímetro por encima de la yema para evitar que el cono de disecación afecte el crecimiento futuro. Con estos pasos simples, tu Lavanda se mantendrá en excelentes condiciones, lista para florecer con fuerza y llenar de vida tu jardín.

Usá tijeras afiladas y desinfectadas para asegurar cortes limpios y proteger la salud de la planta.

 

Cómo cultivar romero en casa y lograr que crezca como arbusto decorativo

Por otro lado, si estás buscando plantas resistentes y útiles, el Romero es una fantástica opción. Se adapta muy bien a macetas y jardines y, además de perfumar el ambiente, es ideal para cocinar. Para cultivarlo correctamente, elegí un lugar soleado y con buen drenaje. Es fundamental que la maceta tenga orificios en la base para evitar el exceso de agua, ya que el Romero no tolera los encharcamientos.

Este tipo de plantas requiere poca agua, por lo que alcanza con regar una o dos veces por semana, siempre esperando que la tierra esté bien seca. Podés empezar a podarlo cuando mida entre quince y veinte centímetros, lo que ayudará a que se ramifique y forme un arbusto frondoso. Cortá siempre las puntas, nunca desde la base, para no debilitar la estructura.

Otra ventaja es que el Romero casi no necesita fertilizantes y es resistente a plagas. Con mínimos cuidados, tendrás una planta aromática que embellece y es funcional. Además, aporta estructura y color a tu jardín, y si lo cultivás cerca de la cocina, siempre tendrás una rama a mano para tus comidas.