Reciclá cucharitas desechables y hacé un tesoro deco con una tapa y un poco de pintura: queda increíble en cualquier rincón

Si después de una reunión familiar te quedaron un montón de cucharitas desechables, no las tires. Con una tapa de frasco, algo de pintura y un poco de paciencia podés hacer un objeto que no solo es útil, sino también hermoso. Porque el reciclaje no se trata solo de reducir residuos, sino también de encontrar valor donde otros ven descarte.

La propuesta de reúso, compartida en la cuenta de Instagram @life_art_98, consiste en armar un portavela con forma de flor usando únicamente las cabezas de las cucharitas pintadas y una tapa de frasco como base. El proceso es simple: se cortan los mangos de las cucharitas, se pintan del color que prefieras y se pegan en círculos sobre la tapa, de afuera hacia adentro, simulando pétalos. En el centro, se coloca un pequeño recipiente de vidrio para apoyar la vela y, como toque final, se pueden sumar mostacillas, piedritas o miniabalorios decorativos.

Lo original de este adorno de reciclaje es que no parece hecho con materiales reutilizados. De hecho, muchos no se dan cuenta de que está armado con plástico descartable hasta que lo señalás. Tiene esa combinación justa entre diseño artesanal, bajo costo y alto impacto visual. Es ideal para colocar sobre una mesa ratona, en un rincón del baño o incluso como centro de mesa en una cena informal. Lo que se dice, un pequeño gran tesoro deco.

Más ideas para reutilizar cucharitas plásticas

Si te quedaron más cucharitas, también podés animarte a otros proyectos de reciclaje. Una opción es armar espejos decorativos tipo sol: se pegan las cucharas (con mango esta vez) alrededor del marco de un espejo redondo. Otra alternativa es hacer flores decorativas para macetas o incluso pequeños cuadros con relieve, usando las cucharas como base y agregando pintura o purpurina

Estas ideas de reutilización creativa no solo ayudan a cuidar el planeta, sino que además ofrecen una oportunidad para reconectar con lo manual, con lo hecho en casa. Y lo mejor: cada pieza es única. Darle una segunda vida a los objetos también es una forma de contar nuevas historias.