AVES
Tal vez no lo sabías: por qué el colibrí no es en realidad un pájaro
Conocé todas las curiosidades sobre esta ave.Aunque muchas veces usamos los términos ave y pájaro como si fueran sinónimos, en realidad no lo son, y eso ayuda a entender por qué el colibrí no puede considerarse un pájaro en sentido estricto. El término ave es una categoría científica que agrupa a todos los animales con plumas, alas y que ponen huevos, sin importar su tamaño o características particulares. En cambio, el término pájaro se refiere a un subconjunto de aves, generalmente aquellas más ligeras, que pertenecen al orden de las paseriformes. Por eso, aunque el picaflor es un ave, no entra exactamente en la definición común de pájaro.
Las aves en general son vertebrados de sangre caliente, que usan sus extremidades posteriores para mantenerse en pie y sus alas para volar. Poseen plumas, un pico en lugar de dientes, un sistema respiratorio eficiente y un metabolismo rápido, todo pensado para el vuelo. En cambio, el término pájaro se suele reservar para aves más pequeñas, como los gorriones o los canarios. Aunque el colibrí también es diminuto, su complejidad biológica y su vuelo especializado lo ubican más allá de la categoría simple de “pájaro”. Asimismo, dentro del grupo de las aves existen especies que no vuelan, como los pingüinos y los ya extintos dodos. Estas aves forman parte del mismo grupo que el resto, pero carecen de la capacidad de volar, lo que las distingue claramente de muchas otras aves que sí pueden hacerlo. Por otro lado, hay animales con alas, como los murciélagos y los pterosaurios, que no son aves, aunque a veces se los confunda con pájaros por su capacidad de vuelo.

Una diferencia importante entre aves y pájaros está en el tamaño. Las aves pueden ser extremadamente diversas en este aspecto, desde el imponente avestruz, que puede alcanzar hasta 2,7 metros de altura, hasta el diminuto colibrí, que mide solo unos pocos centímetros. Además del tamaño, el hábitat y el comportamiento también marcan diferencias claras. Las aves se encuentran en una enorme variedad de ecosistemas, desde selvas tropicales y desiertos hasta océanos y tundras. Muchas especies son migratorias y viajan miles de kilómetros al año en busca de alimento o climas más favorables. En cambio, los pájaros suelen habitar espacios más cercanos a los humanos, como jardines, parques y bosques urbanos, con hábitos relativamente simples y adaptados a esos entornos. El canto es otra característica por la que se reconoce a los pájaros. Son conocidos por sus melodías y trinos que les sirven para comunicarse, atraer parejas y marcar territorio. Sin embargo, no todas las aves que cantan se consideran pájaros.

Más datos sobre el colibrí
El colibrí (Trochilidae) pertenece a un grupo de aves apodiformes endémicas de América, famosas por su plumaje colorido y tamaño minúsculo. Entre sus miembros se encuentran algunas de las aves más pequeñas del mundo, con una particular forma de vuelo que las distingue al batir sus alas a una velocidad increíble, lo que genera un zumbido característico que puede variar desde 12 aleteos por segundo en las especies más grandes hasta aproximadamente 80 en las más pequeñas. Esta rapidez hace que las alas sean casi invisibles cuando están en vuelo, y su velocidad puede superar los 54 kilómetros por hora en pruebas de túneles de viento. Estas aves poseen un cuerpo compacto y alas relativamente largas y blandas, con una estructura anatómica especial que les permite volar en cualquier dirección, incluso mantenerse en vuelo estacionario, como un helicóptero, y planear. Sus patas son cortas, sin rodillas visibles, con tres dedos hacia adelante y uno hacia atrás (el hallux), todos con garras adaptadas para agarrarse firmemente a tallos o pétalos de flores.

A diferencia de la mayoría de las aves, no caminan ni saltan; en cambio, arrastran los pies lateralmente y los usan para sujetarse mientras se posan, acicalan sus plumas, construyen nidos o pelean, momento en el cual agarran las plumas de sus adversarios. Durante el vuelo, las patas se mantienen plegadas bajo el cuerpo para optimizar la aerodinámica y la maniobrabilidad. En cuanto a su alimentación, los picaflores se nutren principalmente del néctar de las flores, fuente vital de energía para sostener su constante actividad. Complementan su dieta con pequeños insectos y arañas, que les aportan proteínas esenciales. Su metabolismo extremadamente rápido los obliga a consumir grandes cantidades de alimento para mantener su nivel de energía.

Otra característica notable es su capacidad para entrar en un estado de letargo similar a la hibernación durante la noche o cuando la comida escasea, lo que reduce significativamente su tasa metabólica para conservar energía. Además, muchas especies presentan colores iridiscentes y plumas altamente especializadas, especialmente los machos, que les otorgaron nombres comunes exóticos como gema solar, hada, estrella de madera, zafiro o sílfide. Dentro del reino animal, estos seres son los dinosaurios terópodos avianos más pequeños conocidos y que aún sobreviven.