Reciclaje
Con una lata de conservas grande y un poco de reciclaje, hace un florero vintage como el de la abuela
Ese objeto que antes iba directo al tacho puede convertirse en una pieza decorativa con onda, historia y mucho estilo.¿Tenés una lata de conserva grande rondando por casa? No la tires. Con un poco de ingenio y ganas de crear, podés transformarla en un florero con estética vintage que parece sacado de la cocina de tu abuela. Este proyecto, simple pero cargado de intención, no solo es una forma de hacerle lugar a la creatividad, sino también de sumarte al mundo del reciclaje con una propuesta que eleva lo cotidiano.
Este tipo de objetos reciclados no son solo manualidades. Son gestos de memoria. Porque muchas veces, esa lata no es solo una lata: es un eco de los domingos en familia, de conservas caseras o de recetas pasadas de generación en generación. Convertirla en un florero es una manera de dar nueva vida a esos recuerdos, desde un lugar estético y funcional.

Y si creés que no tenés "mano para lo artesanal", no te preocupes. Esta intervención no exige experiencia ni materiales complicados. Un poco de pintura en aerosol (blanca, gris o con acabado tiza), imprimador, algún sello decorativo o marcador permanente, y detalles como rafia o cinta de raso alcanzan para lograr un resultado que se ve más de showroom que de “tarde de manualidades”.

¿Cómo hacerlo? Paso a paso
- Limpiá bien la lata para quitar restos de etiquetas o grasa.
- Aplicá imprimador en toda la superficie para que la pintura agarre mejor.
- Pintá con aerosol en el color que elijas (gris, blanco, tiza o el que te cope). Podés combinar dos tonos para un efecto desgastado.
- Decorá a tu gusto: agregá un sello con marcador permanente, una etiqueta antigua, o una frase inspiradora.
- Dale el toque final con cinta de raso, rafia o un alambre finito enrollado en la parte superior.
- Si lo querés usar como florero real, colocá un frasco de vidrio adentro con agua para proteger el interior.
Esta propuesta va más allá del clásico florero: también podés usarlo como porta-utensilios en la cocina, contenedor de cubiertos en una cena especial, o incluso como centro de mesa en eventos. Con su look rústico y elegante, este proyecto es una opción perfecta para quienes quieren sumar un detalle original sin gastar de más y apostando al reciclaje como estilo de vida.

Una pieza de reciclaje así tiene ese encanto de lo atemporal, esa mezcla entre lo viejo y lo nuevo que transforma cualquier rincón. Y lo mejor: cada uno le pone su sello, convirtiéndolo en un objeto único. Porque el verdadero lujo está en lo que tiene historia y personalidad.