Jardinería
La planta que florece sin parar, necesita poca agua en invierno y atrae un montón de colibríes a tu jardín
Una especie que pocos conocen.Con la llegada del invierno, por lo general nuestros jardines se ven algo apagados, sin brillo, ni color. Mientras muchos se resignan a esperar la llegada de la primavera, otros decidimos ir más lejos y nos concentramos en buscar especies que nos puedan dar ese toque de color a nuestro jardín. Es por ello que en esta ocasión ponemos el ojo en la planta camarón es una especie que ganó popularidad en jardines y balcones por su apariencia exótica, su bajo mantenimiento y su capacidad para atraer colibríes.
Su nombre común proviene de la forma y color de sus brácteas, que se asemejan a los crustáceos marinos, con tonos que van del rojo al rosado, pasando por el naranja y el amarillo. Esta planta no solo embellece los espacios, sino que también cumple una función ecológica al convertirse en fuente de alimento para aves polinizadoras.

De porte arbustivo, la planta Camarón puede alcanzar entre 60 cm y 1,2 metros de altura, dependiendo de las condiciones de cultivo. Sus hojas verdes, ovaladas y ligeramente vellosas contrastan con las brácteas coloridas que envuelven pequeñas flores blancas tubulares. Estas flores son especialmente atractivas para los colibríes, que encuentran en ellas néctar abundante y fácil acceso gracias a la forma alargada de la corola. Esta interacción no solo favorece la polinización, sino que también convierte al jardín en un espacio dinámico y lleno de vida.

Una de las ventajas más destacadas de la planta es su resistencia y adaptabilidad. Aunque florece con mayor intensidad en primavera y verano, puede mantener su floración durante el invierno si se le brindan cuidados básicos. A diferencia de otras especies tropicales, esta tolera bien las bajas temperaturas siempre que no haya heladas intensas. En climas templados, puede cultivarse durante todo el año, ya sea en suelo directo o en macetas.

Durante el invierno, esta especie requiere muy poca agua, lo que la convierte en una opción ideal para quienes buscan especies de bajo mantenimiento. El riego debe ser moderado, permitiendo que el sustrato se seque ligeramente entre cada aplicación. Un exceso de humedad en esta época puede provocar pudrición de raíces o caída de hojas, por lo que es fundamental ajustar la frecuencia de riego según la temperatura y la exposición solar. Además de su bajo requerimiento hídrico, esta planta se adapta bien a distintos tipos de suelo, siempre que sean bien drenados y ricos en materia orgánica. Prefiere ubicaciones con luz indirecta o sol parcial, aunque en invierno puede tolerar más exposición solar directa sin sufrir daños. En exteriores, es recomendable protegerla del viento fuerte y de las heladas nocturnas, especialmente si se cultiva en macetas.

La capacidad de esta planta para atraer colibríes es uno de sus mayores encantos. Las flores blancas, escondidas entre las brácteas coloridas, contienen néctar que resulta irresistible para estas aves. Gracias a su forma tubular, los colibríes pueden introducir su pico largo y delgado para alimentarse sin dañar la flor. Esta relación simbiótica no solo beneficia a la planta, que se reproduce mediante la polinización, sino que también enriquece el ecosistema del jardín, promoviendo la biodiversidad. Para potenciar su atractivo hacia los colibríes, se recomienda ubicarla cerca de otras especies florales que también produzcan néctar, como la lavanda, el hibisco o la salvia.

Sin lugar a dudas, la planta camarón es una opción excelente para quienes buscan belleza, funcionalidad y bajo mantenimiento en su jardín. Su floración prolongada, su resistencia al frío moderado y su capacidad para atraer colibríes la convierten en una aliada perfecta para espacios verdes urbanos o rurales.