REALEZA
Tampoco puede ver a la reina Sofía: se agrava el cuadro
Que el último apague la luz.
Pilar Eyre es la sensación entre las realezas y la gran jaqueca en Zarzuela: esta semana le ha dedicado su columna a la enigmática Elena, quien, en sintonía con su hermano Felipe, tampoco puede ver a la reina Sofía.
Sostiene Eyre que la hija mayor de la reina Sofía nunca ha tenido buena relación con su madre: todo lo contrario, siempre ha defendido a su padre.
Pero ahora que ha leído la biografía no autorizada de Eyre, los ánimos de la primogénita de la reina Sofía tampoco serían los mejores con su padre.
La infanta Elena ha estado incondicionalmente al lado de su padre, haga lo que haga, pero no así con su madre con quien jamás ha sentido afinidad.
En parte, buena culpa del conflicto que agrava el cuadro familiar de la Casa Real es de parte de la propia reina Sofía, quien ha sido siempre muy fría con sus hijas.
La hermana del rey Felipe, desde hace años, llama a su padre a diario: las excusas para escucharlo son contarle sus problemas con sus hijos o con su trabajo. Es una gran virtud del emérito revelada por Eyre.
Juan Carlos es maravilloso para escuchar a las mujeres. Tiene un sexto sentido para entenderlas; además, ahora le gusta ese papel de confesor. Es capaz de estarse cuatro horas al teléfono.
No es casualidad que Elena haya sido la única familiar en ir a visitarlo a Abu Dabi: jamás lo hubiera hecho por la reina Sofía, a quien cuanto más lejos tenga, mejor.
