REALEZA

Se trata de una hija ilegítima: La familia del Rey Felipe no es la única que sufre

La realeza europea no tiene descanso.
miércoles, 3 de junio de 2020 · 17:44

Siempre hubo una conexión entre ambas familias reales y lo que sucede en Bélgica tiene amplia repercusión en España, tal como a comienzos de semana sacudía la noticia de Joaquín, primo del Rey Felipe, daba positivo de coronavirus.

La familia del Rey Felipe no es la única que sufre por culpa del emérito Rey Juan Carlos: los escándalos se han trasladado a Bélgica, donde entre el Rey Alberto y el Príncipe Joaquín colapsan las portadas de los medios españoles.

Pero no es solamente el vínculo familiar de Joaquín sino que justamente rompió el confinamiento para asistir a una fiesta en Córdoba, al sur de España, poniendo en riesgo a 27 personas que esperan sus resultados en una situación que tensa las relaciones diplomáticas con el Rey Felipe.

Como si fuera poco para los belgas, el homólogo del Rey Felipe volvió a ser noticia Delphine Boël: la hija ilegítima del Rey Alberto ganó el juicio después de muchos años de litigios judiciales y de que las pruebas de ADN arrojaron resultados definitivos.

Tal como le ha sucedido a Juan Carlos, padre del Rey Felipe, Alberto ha vivido una vida colmada de relaciones extramatrimoniales: Delphine era fruto de una de ellas.

Si bien la crisis en Europa por los casos de coronavirus han postergado los procesos judiciales hasta el 10 de septiembre a causa del coronavirus, lo cierto es que esta cita en los tribunales ya tiene un resultado más que esperado para el Rey Alberto de Bélgica: Delphine Boël es su hija.

Claro que no solo el Rey Alberto deberá esperar otros tres meses para poner punto final a este calvario, sino que la propia Delphine no podrá utilizar el apellido de la familia real, Sajonia-Coburgo-Gotha, al que tiene derecho cuando sea anunciada la sentencia. La Casa Real del Rey Felipe no se ha pronunciado al respecto.

Al igual que el hermano no reconocido del Rey Felipe en España, Delphine podrá adoptar el apellido paterno que le corresponde por ley, pero no tendrá derecho ni al título de princesa ni al tratamiento de Alteza Real, ni mucho menos a un puesto en la línea de sucesión al trono.

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