REALEZA
Es un escándalo: la reina Letizia no tiene perdón de Dios
No se lo dejaron para por alto.
La fe de la reina Letizia ha desbordado las páginas de los diarios españoles afines a la monarquía: el escándalo ha signado a la consorte española cada vez que pisó una iglesia.
Rumores, de hecho, han llegado a indicar que la esposa del rey Felipe era atea antes de llegar a la Casa Real, algo que nunca se ha desmentido ni confirmado por la Casa Real.
El escándalo mayor de Letizia Ortíz se dio en el mismísimo Vaticano en una audiencia ante el propio papa Francisco: la Ortíz estaba hablando por teléfono, mientras que Felipe hablaba con distintas personalidades.
Después de colgar la llamada, sin ponerse colorada, la nuera de Juan Carlos I entró al recinto papal y le dijo sin filtros a su marido: "Me han dicho que esto se acaba ya, que nos echan, nos vamos ya".
Por supuesto que el monarca español se quedó con la palabra en la boca y la protocolar fotografía de la visita lo dijo todo: solamente hay que mirar las caras de Francisco y de la asturiana.
Pero hay más: presionada por sus suegros, Letizia sí se persignaba los primeros meses como en el día de su boda ante Rouco Varela, arzobispo de Madrid, pronunciaba las palabras: "en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".
Llevándose su mano derecha a la frente, luego al vientre, después al hombro izquierdo y al derecho para finalizar con un beso, la madre de Leonor y Sofía también se santiguó en la misa que el papa Benedicto XVI ofreció en Santiago de Compostela.
Luego no hay registros de la experiodista persignándose en las numerosas liturgias, misas, pascuas, tanatorios ni funerales aún de seres queridos como la infanta Pilar. La tensión con la Santa Iglesia está a la orden del día. Y no tiene perdón de Dios.
