Crece la tensión en Chile por el fallecimiento del malabarista a manos de la Policía

Luego de que la Corte de Apelaciones de Valdivia, en el sur de Chile, decidiera liberar este jueves al carabinero que terminó con la vida del malabarista Francisco Martínez, centenares de personas salieron nuevamente a manifestarse este viernes en la céntrica Plaza Italia de Santiago. Las protestas que comenzaron pacíficamente culminaron con un férreo enfrentamiento con la Policía y una furgoneta de Carabineros incendiada.

El pasado 5 de febrero, Francisco se encontraba haciendo malabares en el cruce de dos calles de la localidad de Panguipulli, una ciudad del sur de Chile, cuando un carabinero (así se le llama a los efectivos de la Policía de esa región) le pidió que se identificara. El joven se negó y, ante las advertencias de los agentes, que ya le apuntaban con las armas, se abalanzó hacia ellos con los sables que usaba para hacer su acto frente a los semáforos. En ese momento, Juan González Iturriaga disparó cinco veces a Francisco, que pereció en el suelo.

Frente a esto, decenas de personas se manifestaron por primera vez el pasado 7 de febrero en la ciudad sureña. El repudio al accionar del carabinero fue tal que las personas llegaron incluso a incendiar edificios municipales, aunque el alcalde de Panguipulli, Rodrigo Valdivia, aseguró que ni él ni su gestión tenían responsabilidad por la acometida del agente policial. Luego, con el fallo que liberó a González Iturriaga, el enfado de los ciudadanos volvió a aparecer, y organizaron así una segunda protesta.

Pero las críticas hacia los Carabineros no son de ahora. Ya en 2019 Chile atravesó una de las peores crisis sociales cuando una treintena de personas que protestaban por el aumento de las tarifas en el país latinoamericano fueron lesionadas por la Policía. La organización gubernamental Human Rights Watch señaló por ese entonces que las fuerzas policiales cometieron graves faltas en relación a los derechos humanos.

Con la manifestación de este viernes los ciudadanos no reclaman solo por la vida del malabarista, sino también por una reestructuración en el cuerpo policial, para que haga uso de la fuerza de manera "racional y proporcional".