Coronavirus: a 364 días de la peor crisis pandémica que embistió al planeta entero

El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud declaró la expansión del virus.
miércoles, 10 de marzo de 2021 · 09:30

11 de marzo del 2020: será una fecha que quedará registrada en la memoria colectiva de la humanidad como el día en el que el mundo comenzó a paralizarse por completo, dando un giro de 360 grados rumbo a un futuro incierto. Ese miércoles 11, pero del año pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó al mundo sobre un poderoso agente infeccioso, altamente contagioso, capaz de propagarse muy rápidamente e ir apagando vidas humanas a su paso; un virus del que no se tenía ninguna información y, en ese momento, ninguna posibilidad de curarlo. Por esos días, las cifras de contagios rondaban las 125.000 infecciones en todo el mundo y unas 5.000 habían perdido la batalla con esta rara enfermedad a la que nombraron coronavirus. 

Este nuevo y desconocido virus, al parecer, había salido de una urbe asiática llamada Wuhan, en la capital de la provincia Hubei, en China central; pero no se tenían mayores detalles al respecto y, todavía hoy, este tema es una incógnita sin resolver. Mucho se especuló y se ha especulado en torno al origen del virus: que si fue un experimento que salió mal, una enfermedad transmitida por la ingesta de carnes exóticas y, los más extremos veían al coronavirus como un arma química perfecta para exterminar a la sociedad occidental.

Hoy por hoy, en la víspera del primer aniversario del brote pandémico se puede asegurar que, de cierta forma, este virus sí ha menguado la vida de las personas de todo el mundo y no solo por los 2.61 millones de fallecidos y los 117 millones de enfermos que se han registrado hasta ahora, sino por la agonía universal en la que han vivido los 7.800 millones de habitantes del planeta en estos últimos 12 meses. 

Para nadie es una secreto que las economías más estables y robustas de todo el planeta se han visto afectadas por la expansión del brote pandémico y, según el Banco Mundial, se habla de una recesión histórica global de hasta 31.7%, sin embargo, estos datos aún son incalculables porque la emergencia sanitaria mundial aún sigue vigente y decenas de países mantienen sus economías paralizadas. Lo que sí está claro es que en los primeros tres meses desde la aparición del coronavirus más de 195 millones de empleos se perdieron en todo el planeta, aunado a la paralización de la vida cotidiana, el aislamiento social colectivo y la soledad generalizada que ha aumentado los niveles de estrés y ansiedad en las poblaciones globales, esto citando datos de la OMS. 

La primavera del 2020, indiscutiblemente, dejará una insólita estampa enmarcada en la psiquis del mundo entero con las principales capitales del mundo desiertas, despobladas e inhabitadas. Y es que la pandemia logró vaciar por completo las ciudades más emblemáticas del planeta como Nueva York, la urbe estadounidense conocida como la ciudad que nunca duerme que se dejó retratar sin personas, sin colores y sin vida. Lo mismo pasó con la ciudad donde las luces nunca se apagan, Las Vegas, esta icónica metrópolis norteamericana que se logra apreciar desde el espacio exterior pasó en switch a off y se detuvo por completo. O La Gran Vía de Madrid, el corazón comercial de España, donde a diario transitan cerca de 17.000 personas y que parecía una escena de película apocalíptica, pero sin actores. Asimismo, los concurridos y muy fluidos canales de Venecia quedaron paralizados y, como estas, muchas otras metrópolis se cerraron al mundo. 

Las escenas caóticas en los centros hospitalarios de los países más desarrollados del mundo le dieron la vuelta al planeta, naciones como Italia, España y Alemania, por mencionar algunas, evidenciaron la poca preparación que tenían los estados para asumir una catástrofe sanitaria de tal magnitud y esto preocupó a las poblaciones. Pero, incluso en medio de todo el caos, la humanidad aún guardaba esperanzas de mejorar.

Desde cientos de miles de balcones, terrazas y ventanas se empezaron a escuchar aplausos, porras y gritos de apoyo y solidaridad para todos esos médicos de primera línea que, durante semanas y meses, bregaron contra el virus sin descanso y con esfuerzo, dejando su piel en las salas de emergencia y en las áreas de cuidados intensivos, esas donde se han perdido tantas vidas. 

No obstante, cuando el mundo ya no tenía esperanzas de mejorar, llegaron las vacunas contra el coronavirus; la primera: la Sputnik V, desarrollada en los laboratorios de Rusia y con un alto porcentaje de efectividad. Seguidamente, al antígeno ruso se le sumó Pfizer y, tras estas, AstraZeneca, Moderna, Sinopharm y todas las que actualmente compiten en el mercado. Hoy, a pocas horas de que el mundo conmemore el primer año de la pandemia y a escasos meses de haberse aprobado el primer suero inmunizante, más de 312.3 millones de personas ya han recibido al menos una dosis del fármaco, lo que allana el camino hacia una nueva normalidad mucho más sana, segura, confiable y duradera.