Arranca un nuevo año escolar en Myanmar: sin maestros ni estudiantes
Se cumplen cuatro meses del fatídico golpe de Estado militar.La junta militar de Myanmar ordenó reabrir todos los centros educativos del país para dar inicio oficialmente a lo que será el nuevo año escolar 2021. Por primera vez en cuatro meses, los colegios e institutos de educación básica, primaria y secundaria han vuelto a recibir al estudiantado, en una fecha marcada por una huelga de docentes y una bajísima afluencia de estudiantes.
Según la Federación de Maestros del país sudasiático, citado por el portal de la desobediencia civil, de los más de 900.000 niños y adolescentes que fueron matriculados por sus padres y representantes el pasado mes de mayo, apenas un 10% asistió a las aulas de clases el martes (cuando se inauguró el año escolar), un equivalente a 90.000 estudiantes, informó el Myanmar Now.
“Esta bajísima participación estudiantil podría deberse a distintos factores como la violencia generalizada que continúa latente en las calles, las intensas protestas que casi siempre terminan en altercados con la policía y la pandemia del coronavirus que también aqueja a la población birmana”, indicó uno de los docentes que asistió el martes a dar clases en la ciudad de Mandalay, epicentro de la violencia y las manifestaciones antigubernamentales.
Muchos maestros que no se sumaron al paro asistieron el martes a dar clases a los recintos educativos, pero al ver que no llegaron, volvieron a sus casas antes de iniciarse el toque de queda.
La comitiva docente fue una de las primeras en sumarse a la iniciativa de desobediencia civil, el pasado 1 de febrero, cuando la junta militar derrocó al Gobierno constitucional de Myanmar, elegido democráticamente en las urnas. Desde entonces, unos 200.000 profesores y maestros han decidido no volver a impartir clases, como medida de protesta para exigir el regreso de la democracia.
¿Qué dejaron los cuatro meses del golpe?
Lamentablemente, desde que el ejército birmano se sublevó contra el Gobierno y destituyó a la expresidenta Aung San Suu Kyi, más de 800 personas han perdido la vida durante las protestas pacíficas, más de 2.000 birmanos han resultado heridos y cerca de 4.000 permanecen detenidos en recintos penitenciarios de la nación, según datos de una organización pro Derechos Humanos que opera en la región.