Salima Mazari: la gobernadora en Afganistán que está en el frente de batalla contra los talibanes

Salima Mazari es una de las tres mujeres a cargo de gobiernos regionales en Afganistán. En estos momentos, sin embargo, sus responsabilidades políticas fueron relegadas a un segundo plano frente al avance de los talibanes. Ahora, la prioridad es el frente de batalla.

Cada mañana, muy temprano, Mazari encabeza las reuniones para organizar las operaciones militares que se llevarán adelante para defender el distrito de Charkint, en el norte del país asiático, y a sus 30 mil habitantes. El hecho de que una mujer esté a cargo no solo de un gobierno regional, sino que esté al frente del liderazgo militar, es algo sumamente inusual en Afganistán.

“A veces estoy en la oficina en Charkint, y otras veces tengo que empuñar un arma y unirme a la batalla”, afirmó Mazari, de 40 años, citada por The Guardian. “Si no luchamos ahora frente a las ideologías extremistas y los grupos que las quieren forzar sobre nosotros, perderemos nuestra oportunidad de derrotarlos”, agregó.

Una parte importante de su trabajo es, además, reclutar ciudadanos para que se unan a las milicias y defender el territorio. “Invito a personas de todas partes del distrito a mi oficina para que me cuenten su opinión para mejorar la situación de Charkint. Esto hizo que los habitantes se involucren más y restauró la fe en el Gobierno”, afirmó.

"Nuestra gente no tiene armas, pero han vendido sus vacas, sus corderos e incluso sus tierras para comprarlas. Están en la línea de frente día y noche sin recibir ningún salario ni reconocimiento", explicó. A todas luces, su estrategia funciona. Según Sayed Nazir, el jefe policial de esta región, la única razón por la que los talibanes aún no controlan todo este territorio es debido a los milicianos reclutados por Mazari.

“Enfrentamos ataques de los talibanes desde mucho antes de esta nueva ola de violencia y logramos mantenerlos afuera de Charkint”, indicó, con orgullo. Sin embargo, la gobernadora es consciente de que la situación es delicada. Más todavía cuando no tiene el apoyo logístico ni material del Gobierno central, pese a los continuos pedidos de refuerzos.

Amenazas contra su vida

El hecho de ser una mujer fuerte que está al mando en un país como Afganistán hizo que Mazari ganase visibilidad dentro del país y en el mundo. Pero esto también resultó en que sea víctima de numerosos ataques.

Sobrevivió varias emboscadas y minas que plantaron para atentar contra su vida. Sin embargo, dice no tener miedo. “Creo en el dominio de la ley en Afganistán”, sentenció.