El futuro próximo de Afganistán es sombrío: el sistema de salud está al borde del colapso

Con la salida de Estados Unidos de territorio afgano, ahora el país debe reconstruirse.
martes, 31 de agosto de 2021 · 10:42

Afganistán es uno de los países más pobres del mundo. Casi la totalidad de su subsistencia en estos 20 años de guerra dependió de la ayuda internacional. Ahora, el sistema de salud está a punto de colapsar, advirtió el ministro de Salud afgano, Wahid Majrooh.

Según el funcionario, alrededor de 2.400 de los 3.700 centros de salud son gestionados con presupuestos que se canalizan a través del Banco Mundial. No obstante, cuando los talibanes se hicieron con el control del país centroasiático se congelaron los recursos.

El doctor Majrooh fue el único miembro del derrocado gobierno que no huyó del país y, por ello, su ministerio fue el primero en volver a funcionar.

La situación de estos lugares ya era delicada, pero ahora empeoró. Es que, si no hay fondos, no hay nada. Ni sueldos, ni insumos, ni medicamentos. "Es difícil decir por cuántos días el personal estará dispuesto a venir a trabajar, pero en la mayoría de las provincias ya nos estamos quedando sin alimentos, combustible, oxígeno”, advirtió el funcionario en entrevista con la agencia Efe.

El colapso será gradual, no sucederá de repente, espero que el sistema permanezca activo un mes más.

La dramática situación sanitaria, que se vincula a la financiera, se ilustra con este dato: los fondos de asistencia internacional representaron, en 2020, el 42,9% del producto interno bruto de Afganistán. Pero el colapso del sistema de salud no es el único problema al que deben enfrentarse ahora los talibanes al frente del país.

 

Cuatro desafíos urgentes

Después de ganar la guerra, queda gobernar, y el grupo islamista radical no tiene una tarea sencilla por delante. En primer lugar, está la crisis humanitaria y alimentaria que ya se siente en gran parte del país. En segundo lugar, gran parte de la población y de la comunidad no disimulan su desconfianza.

Fuente: (Euronews)

Cuando los talibanes gobernaron Afganistán entre 1996 y 2001, lo hicieron bajo una interpretación extremista de la ley islámica que cercenó los derechos de todos los ciudadanos, pero más específicamente los de las mujeres. A pesar de que esta vez prometieron que su gestión será más blanda en lo concerniente a las afganas y a los derechos humanos, la comunidad internacional prometió estar atenta. Hasta ahora, ningún país del mundo reconoció al régimen.

Los talibanes dependen de que actores desde el extranjero se vinculen con ellos para sacar el país a flote.

En tercer lugar, deberán enfrentarse a una fuga de cerebros. El temor frente a un nuevo gobierno talibán hizo que muchos afganos capacitados y con estudios abandonaran el país. Los nuevos gobernantes son totalmente conscientes de este problema: rogaron a los afganos quedarse para reconstruir el país.

Fuente: (DW)

Por último, la amenaza terrorista se mantiene aunque las tropas estadounidenses hayan abandonado Afganistán. Particularmente preocupa la rama afgana del Estado Islámico (llamada ISIS-K por su sigla en inglés). Pese a que ambos grupos son islamistas sunitas radicales, aquel último tiene una interpretación aún más rígida de la sharía (ley islámica) y ya avisó que no dejará de combatir en el país a los talibanes, a quienes consideran “apóstatas”.