Antártida

Hallaron en la Antártida la mayor zona de cría de peces jamás vista: unos 60 millones de nidos

El descubrimiento fue realizado en la Antártida en febrero del año pasado, pero fue dado a conocer esta semana.
sábado, 15 de enero de 2022 · 03:00

Una expedición científica a la Antártida hizo un descubrimiento sin precedentes al observar una inmensa área de cría de peces en el fondo de mar de Weddell.

Como suele suceder, el hallazgo fue de casualidad. A las 3 de la madrugada de un día de febrero de 2021, cuando el sol ya brillaba en el continente más austral del mundo, una estudiante investigadora de Alemania vio que la cámara sumergida mostraba algo extraño en las profundidades de la Antártida.

Varios nidos de peces de hielo.

Fotografías de nidos de peces de hielo, una especie que habita en la Antártida, se mostraban ininterrumpidamente cada 20 segundos. “Simplemente, no paraban. Estaban en todos lados”, contó Lilian Boehringer, citada por el New York Times. Pasaron cuatro horas y las imágenes persistieron.

En total, se registraron en cámara 16.160 nidos, pero luego los científicos calcularon que la increíble zona de cría incluye unos 60 millones de nidos en un área de casi 240 kilómetros cuadrados. Esto significa que se descubrió la mayor zona de cría de peces que se haya visto.

Fuente: (Alfred-Wegener-Institut)

Cada uno de estos nidos, espaciados de manera uniforme, tenía unos 75 centímetros de diámetro y 15 centímetros de profundidad, y contenía 1.735 huevos en promedio.

La mayoría de estas “guaridas” estaban custodiadas por un pez adulto y estaban construidas en una zona donde el agua era unos 2° más tibias que alrededor.

Nidos de peces de hielo custodiados por un pez adulto.

 

El pez de hielo

El pez de hielo habita en las heladas aguas del continente blanco y para hacerlo tiene características fisiológicas únicas. Por ejemplo, su sangre es transparente, puesto que carece de las células rojas y la hemoglobina que transportan el oxígeno a lo largo del cuerpo.

Un ejemplar de pez de hielo.

No obstante, esta pérdida de los genes de la hemoglobina permitió que esta especie sea capaz de absorber el oxígeno de las aguas de la Antártida a través de su piel.