Nueva Zelanda

“Qué diría tu madre”: la curiosa campaña de Nueva Zelanda para calmar los ánimos en las redes

Las autoridades vieron subir el nivel de agresividad en las redes sociales y ubican la raíz en el hartazgo por la pandemia.
sábado, 12 de febrero de 2022 · 22:30

El Gobierno de Nueva Zelanda puso en marcha este verano una campaña para intentar calmar un poco a la ciudadanía, sobre todo, en las redes sociales.

Los datos relevados en el país oceánico indicaron que las denuncias de comportamientos abusivos en las plataformas digitales habían escalado a niveles nunca antes vistos en Nueva Zelanda.

“Léelo antes de apretar enter”.

Por eso, la Comisión de Derechos Humanos de Nueva Zelanda lanzó una campaña que tiene como objetivo lograr una mejor comunicación (y más civilizada) entre los habitantes del país. Así, con dibujos y viñetas, las autoridades piden, por ejemplo, que se piense sobre lo que se escribió antes de dar clic a “enter”.

También piden directamente: “Bajá un cambio, Aoteaora”, que es el nombre en maorí para Nueva Zelanda. Otros carteles apelan directamente a las emociones para que los neozelandeses controlen su comportamiento, como el que reza: “¿Qué diría tu madre?”.

Una de las viñetas de la campaña: “¿Qué diría tu madre?”.

 

Un panorama complicado

“Las quejas e indagaciones se salieron de la escala de Richter. La gente está realmente estresada y enojada”, afirmó Paul Hunt, el comisionado de Derechos Humanos de Nueva Zelanda. El funcionario destacó que se había visto “una marea creciente de división y comportamiento antisocial”.

Según el funcionario del país dirigido por Jacinda Ardern, una de las raíces de este comportamiento es la pandemia. “Dos años de pandemia es algo muy, muy difícil. Las personas están sufriendo financieramente, emocionalmente, mentalmente, se sienten impotentes y luchan por lidiar con todo”, indicó.

Campaña en las calles de Auckland, Nueva Zelanda; en uno de los carteles se lee: “Comentá con dignidad”.

Según Hunt, fueron dos cosas las que le llamaron más la atención. En primer lugar, la vulgaridad del lenguaje utilizado: “Y no soy un puritano”, aclaró. En segundo lugar, el hecho de que el abuso verbal viniera, muchas veces, de mujeres de unos 60 o 70 años.

El funcionario espera que la campaña pueda ayudar. “Por supuesto, es un escenario muy complicado. No estamos sugiriendo que nuestra campaña vaya a resolver el problema”, señaló y cerró: “Pero pensamos que esta campaña tiene un papel que jugar”.