Sudán
Sudán: en un país con hambre, unos voluntarios hacen lo imposible para alimentar a leones rescatados
El deterioro de estos animales en cautiverio, en el territorio africano, causó revuelo hace dos años.Sudán es uno de los países más pobres del mundo: alrededor de un tercio de su población necesita de ayuda humanitaria para poder alimentarse. Aún así, hay un grupo de voluntarios que consigue dinero de cualquier manera para alimentar a leones que fueron sacados de cautiverio, donde vivían en pésimas condiciones.
Hace dos años hubo un llamado mundial desde el país africano para que veterinarios y conservacionistas se movilizaran para socorrer a un grupo de leones que estaban en piel y huesos, en el zoológico Al Qurashi de Jartum, la capital de Sudán.

Entre ellos estaba la leona Kandaka, cuya salud, como la de otros cuatro leones, pendía de un hilo. Sin embargo, ahora vive en la reserva Sudan Animal Rescue Centre, en Al Bageir, al sur de Jartum, donde mira crecer a sus cachorros. Como Kandaka, dos fueron trasladados allí, pero el otro par no resistió y murió antes de ser rescatado.
El trabajo de los voluntarios
El mantenimiento de una reserva de animales no es tarea fácil en ningún lado y mucho menos en Sudán. En solo dos años, este país del norte de África vio el derrocamiento del dictador Omar Al Bashir, en 2019, y un golpe de Estado a fines de 2021, por lo que los desafíos son enormes.

La hora en auto desde Jartum a veces se complica debido a los cortes en las rutas por parte del Ejército cuando se producen protestas antigolpe y el combustible es costoso, pero un pequeño grupo de entusiastas de los animales no se dejan amedrentar: se acercan cada día para alimentar y atender a los felinos.
“Vengo todos los días porque me hace feliz", afirma Moataz Kamal, un voluntario de 30 años. Él, como todos los demás, debe hacer malabares entre su trabajo (en su caso, como ingeniero en telecomunicaciones) y la reserva, pero no solo el tiempo es un obstáculo. También lo es el dinero.

Los leones en la reserva necesitan 100 kilos de carne al día para estar bien alimentados, algo realmente desafiante para el santuario que fue recién inaugurado a principios de 2021. Su fundador, Othman Salih, afirma que ni el Gobierno ni los privados ayudaron demasiado a la reserva.
“Muchas personas en Sudán tienen hambre. Así que toda la ayuda se encauza a la gente. Es lógico”, indicó Salih en entrevista con la agencia AFP. Se intenta mantener la reserva con el cobro de tickets.
“Pero igual no es suficiente y muchas veces sacamos plata de nuestro bolsillo para cubrir los costos”, agregó. Aún así, Salih espera salir de esta racha y rescatar a más animales, como jirafas y elefantes, para recordar a los sudaneses la vida silvestre que se perdió en el país.