Reino Unido

Polémico: el Gobierno del Reino Unido anunció que enviará a los solicitantes de asilo a Ruanda

Organizaciones de defensa de los derechos humanos repudiaron la nueva política británica.
jueves, 14 de abril de 2022 · 11:52

El primer ministro del Reino Unido, el conservador Boris Johnson, anunció que todas las personas que intenten cruzar ilegalmente el canal de la Mancha, para solicitar asilo en el país, serán enviadas a Ruanda. Según Londres, el plan tiene como objetivo desalentar a las bandas que lucran con el sufrimiento ajeno.

El gobernante del país insular explicó que, una vez que el Parlamento apruebe este plan, será la Marina la que vigilará las aguas territoriales que se encuentran entre Francia y el Reino Unido, para evitar las peligrosas travesías hacia suelo británico.

Boris Johnson durante el discurso donde anunció el nuevo acuerdo con Ruanda.

“Acepto que estas personas (los migrantes) sean 600 o 1.000, están en busca de una vida mejor, por las oportunidades que brinda el Reino Unido y la esperanza de un nuevo comienzo", indicó Johnson en un discurso desde la localidad de Lydd.

"Pero son estas esperanzas, estos sueños, los que han sido explotados. Estos viles traficantes de personas están abusando de los vulnerables y convirtiendo el Canal en un cementerio acuático, con hombres, mujeres y niños ahogándose en botes no aptos para navegar y/o asfixiándose en camiones refrigerados”, sentenció.

Hay 7 mil kilómetros de distancia entre Reino Unido y Ruanda.

Luego, la canciller del país europeo, Priti Patel, explicó el trato al que se llegó con Ruanda. “Todos aquellos que lleguen ilegalmente por medios peligrosos serán reubicados en Ruanda, donde se considerarán sus solicitudes de asilo y si son reconocidos como refugiados, podrán construir una vida allí”, indicó.

Según la funcionaria británica, esto ayudará a romper con el modelo de negocios de los traficantes de personas y a evitar la pérdida de vidas. Sin embargo, la medida provocó un repudio inmediato a diestra y siniestra.

Los ministros de Exteriores de Reino Unido y Ruanda.

 

Rechazo absoluto

Organizaciones de defensa de los derechos humanos, como Amnistía Internacional y la oficina de HRW (Human Rights Watch) en el Reino Unido, pusieron el grito en el cielo.

“Enviar a personas a otro país, más aun a uno que tiene un historial de derechos humanos tan pésimo, para el ‘procesamiento’ de asilo es el colmo de la irresponsabilidad”, sentenció Steve Valdez-Symonds, director de derechos de los refugiados de Amnistía.

Decenas de miles de personas intentaron o lograron cruzar el canal de la Mancha el año pasado.

“Muestra qué tan lejos de cualquier humanidad y realidad está el Gobierno en asuntos de asilo”, agregó. En este mismo sentido se pronunció Enver Solomon, director ejecutivo del Consejo de Refugiados del Reino Unido.

“El Gobierno de Boris Johnson optó por enviar a las personas que buscan asilo a Ruanda, por tratarlas no más que como carga humana para ser despachada a miles de kilómetros de distancia, así no tienen que verlas”, afirmó.

Fuente: (Euronews).

“Ya no podrán tener una audiencia justa en territorio británico y serán castigadas por haber tomado la ruta equivocada hacia un lugar seguro, aunque esto no sea su culpa”, agregó Solomon y disparó: “Esto lleva el deseo del Gobierno de castigar y expulsar al prójimo a otro nivel”.

Ni siquiera el argumento económico de Boris Johnson de que recibir refugiados cuesta una fortuna a los contribuyentes fue aceptado. La directora británica de HRW, Yasmine Ahmed, declaró que la política propuesta por Londres no solo era cruel y nada ética, sino que tampoco tiene beneficios económicos.

Huir de un país sumido en la violencia y el terror, y buscar asilo en uno que se desea es un derecho consagrado en la Convención de las Naciones Unidas para los Refugiados.

Ahmed (y también lo hizo Solomon en su comunicado) recordó el caso de Australia. La nación oceánica acordó, hace unos 20 años, enviar a solicitantes de asilo a naciones vecinas, como Nauru y Papúa Nueva Guinea, pero esta política fue un fracaso.

No solamente no desalentó los viajes peligrosos ni quebró el negocio del tráfico de personas, sino que causó masivos problemas físicos y mentales (incluso una oleada de intentos de quitarse la vida), entre los refugiados y solicitantes de asilo, y provocó pérdidas económicas para Australia: un total de 1.300 millones de dólares.