Chile

“No queda nada”: cómo es la vida en Quintero y Puchuncaví, el llamado Chernóbil de Chile

La bahía de la costa central del país vecino es una de las "zonas de sacrificio ambiental".
domingo, 12 de junio de 2022 · 03:00

Las escenas en los pueblos de Quintero y Puchuncaví, en una bahía de Chile que toma el nombre de ambos, se repiten todos los años. Las ambulancias se apuran hacia las escuelas para tratar a los niños que presentan los mismos síntomas: dolores de cabeza, vómitos, sangrado de nariz y adormecimiento de extremidades, entre otros.

No es que todos contraigan una enfermedad al mismo tiempo, sino que son víctimas de un fenómeno que esta zona del país andino arrastra desde hace décadas: la intoxicación masiva debido a la fuerte contaminación atmosférica que se cierne sobre la región llamada el “Chernóbil de Chile.

Ubicación de la bahía Quintero-Puchuncaví.

Hace poco más de 50 años esta zona a cerca de 50 kilómetros de Valparaíso, en la costa de Chile, era un balneario, pero hoy en Quintero y Punchucavi no hay turistas, los restaurantes están vacíos, los comercios están empobrecidos y las pescaderías atienden a unos pocos clientes. Las únicas que siguen vivitas y coleando son las 18 empresas altamente contaminantes que se emplazaron en el lugar desde 1961.

 

El comienzo del fin

En aquel entonces, el Estado del país trasandino quiso darle un impulso productivo a la economía. En este contexto se fundó el parque industrial Ventanas en la bahía Quintero-Puchuncaví. Desde ese entonces, las industrias no pararon de echar a la atmósfera toneladas y toneladas de dióxido de azufre, y litros y litros de residuos venenosos al mar, donde también se produjeron numerosos derrames de petróleo.

Las playas de Quintero, solo habitadas por los gasoductos.

La zona fue declarada “área de sacrificio ambiental” y, aunque no es la única que existe en Chile, sí es la más contaminada. Diariamente, sus poblaciones están cubiertas por una nube de “smog” cuyas partículas suelen verterse al suelo a causa de la lluvia ácida. Estas precipitaciones tóxicas hicieron que la fertilidad de la tierra disminuyera un 99 % entre 1964 y 2007.  

"Teníamos una calidad de vida muy buena, preciosa. Nuestras playas tenían arenas blancas, dunas. Hoy no queda nada", dijo Katta Alonso, vocera de Mujeres de Zonas en Sacrificio en Resistencia Quintero-Puchuncaví, a la agencia Efe.

Fuente: (Efe).

 

Daños a la salud

En esta última semana hubo más de 150 personas, en su mayoría, niños, que tuvieron que ser hospitalizadas debido a la intoxicación atmosférica. Las clases fueron suspendidas. "Es terrible que se te intoxique un hijo, que le salga sangre de la nariz, que se desmaye, que no sienta las piernas porque se expuso a la contaminación”, lamentó Alonso.

La presencia de gases tóxicos y materiales pesados en esta bahía de Chile fueron constatados una y otra vez por estudios llevados adelante por múltiples instituciones. Sin embargo, muchos de los gases contaminantes no están regulados y las empresas se culpan unas a otras. En el medio, está la salud de sus pobladores y el miedo constante de las dolencias que la toxicidad pueda acarrear.

Fuente: (24horas.cl).

"Nunca se puede encontrar la fuente emisora de la contaminación, las sanciones nunca llegan y eso provoca mucha frustración en la población, que ve que esto se naturaliza", aseveró Juan Pablo Arancibia, un dirigente vecinal.