Malaui

Malaui, el país que lucha por contener la violencia desatada por las acusaciones de brujería

El Gobierno del pequeño y empobrecido país africano ya no sabe qué hacer.
sábado, 23 de julio de 2022 · 22:30

Malaui es uno de los países más pobres del mundo, pero, además de las falencias económicas, tiene un grave problema social: las matanzas de personas por ser acusadas de practicar “brujería”.

De acuerdo a los datos de la ONG Centro por los Derechos Humanos y la Rehabilitación del pequeño país africano, 75 personas fueron asesinadas desde 2019 por turbas que aseguraban que habían practicado magia negra. Las escenas se repiten en diversas aldeas rurales de Malaui.

La ubicación de Malaui en el continente africano.

Walinaye Mwanguphiri, es uno de los que pudo escapar, por poco, a uno de estos linchamientos en Lupembe, una aldea ubicada a unos 560 km al norte de Lilongwe, la capital de Malaui. En entrevista con la agencia AFP recordó la noche fatídica en la que hace dos años y medio perdió a su familia.

El hombre de 36 años contó que el hijo de su primo había muerto el día de Navidad a causa de una enfermedad. Al día siguiente, la familia se reunió para enterrarlo cuando una turba los atacó. “Nos acusaron de haberlo matado por brujería", indicó Mwanguphiri. Los atacantes golpearon a su padre, a su madre, a su hermano y a su tía hasta terminar con sus vidas, pero él logró escapar.

Una mujer muestra las imágenes que alguien le mandó de la quema de su padre, acusado de brujería.

Escenas como esta se viven en todo el empobrecido país. Sin ir más lejos, la semana pasada, los habitantes de una aldea mataron al jefe de la comunidad a quien acusaron de brujería. Otro ejemplo: en 2017 se corrieron rumores en el sur del país de que había vampiros. Siete personas murieron y Naciones Unidas tuvo que sacar a su personal del lugar por temor a la violencia desatada.

 

Cómo se resuelve el problema

Las autoridades y las ONG no se ponen de acuerdo sobre lo que habría que hacer para detener esta situación. En diciembre, una comisión a la que se le encargó la tarea de proponer posibles abordajes al problema, recomendó que el Estado debe reconocer la existencia de la magia, al contrario de lo que dice actualmente la ley (heredada del régimen colonial británico) de que acusar a alguien de ser brujo es un delito.

Los dos hombres de la foto se salvaron de que una turba los prendieran fuego debajo de un árbol de mango, pero sobrevivieron porque llegó la Policía.

Lo que sucede, es que esta legislación va en contra de la creencia de la mayoría de los ciudadanos de Malaui. “Las creencias no pueden ser negadas por el Derecho. Por consiguiente, la comisión recomienda que la ley reconozca la existencia de la brujería, pero tipifique como delito su práctica”, indica Robert Chinangwa, juez retirado de la Corte Suprema.

Aunque criminalizar la supuesta práctica de brujería podría ayudar a calmar a las hordas que quieren castigar a los sospechosos con sus propias manos, encontrar pruebas tangibles y condenas por estas prácticas suena realmente complicado. Mientras tanto, no se ve otra solución a la vista.