“Estoy profundamente dolido”: el papa Francisco pidió perdón a los pueblos indígenas de Canadá

"Su Santidad, bienvenido a nuestra tierra". Con esta expresión, el jefe Wilton Littlechild, un abogado y parlamentario de la nación Cree y sobreviviente de las escuelas residenciales de Canadá, le dio la palabra al papa Francisco, quien se dirigió hoy a las comunidades nativas del país norteamericano para pedir perdón en nombre de la Iglesia Católica por los abusos cometidos durante más de un siglo.

“Me encuentro en estas tierras porque el primer paso de mi peregrinación penitencial es renovar mi pedido de perdón y decirles de todo corazón que estoy profundamente dolido”, afirmó el líder religioso desde Maskwacis, Alberta, en un discurso proferido en castellano. Ante estas palabras, una multitud de miembros de las comunidades Inuit, Metis y Primeras naciones aplaudió al papa Francisco.

“Pido perdón por la manera en la que lamentablemente muchos cristianos adoptaron la mentalidad colonialista de las potencias que oprimieron a los pueblos indígenas”, continuó el papa Francisco y agregó: “Pido perdón en particular por el modo en que muchos miembros de la iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron también por medio de la indiferencia en esos proyectos de destrucción cultural y asimilación forzada de los gobiernos de la época, que finalizaron en el sistema de las escuelas residenciales”.

Quisiera repetir con vergüenza y claridad: pido perdón humildemente por el mal que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas.

El líder de la Iglesia Católica se mostró de acuerdo con las comunidades indígenas en que el pedido de disculpas no es el punto de llegada, sino el punto de partida para la reconciliación. En este sentido, el papa Francisco abogó por la búsqueda de la verdad sobre lo que ocurrió en las escuelas residenciales y por que se les dé a los supervivientes la oportunidad de iniciar procesos de sanación por los traumas que sufrieron.

Las escuelas residenciales

En el siglo XIX, el Estado canadiense, en colaboración de la Iglesia Católica, construyó internados para inculcar a los niños indígenas del país norteamericano los valores occidentales. Esto implicó que la mayoría de ellos fuesen arrancados a la fuerza de sus familias y sus comunidades para, así también, quitarles su cultura. La última de estas instituciones se cerró en 1996.

Por eso, el papa Francisco calificó que estas políticas fueron catastróficas y reconoció el dolor que todavía se arrastra a lo largo de generaciones. “Hoy estoy aquí para recordar el pasado, para llorar con ustedes, para mirar la tierra en silencio, para rezar junto a las tumbas. Dejemos que el silencio nos ayude a todos a interiorizar el dolor”, sentenció.