Polillas

Científicos alemanes colocan pequeñísimos rastreadores en polillas gigantes para seguir su migración

Los investigadores eligieron una especie de insecto volador lo suficientemente grande como para soportar el peso.
domingo, 14 de agosto de 2022 · 03:00

Un grupo de científicos, liderado por investigadores del Instituto Max Planck para el estudio del Comportamiento Animal (Alemania), decidieron ver, de una vez por todas, cómo son los viajes de los insectos. Lo que sucede es que, aunque las migraciones en todo el mundo son ampliamente conocidas, se sabe poco acerca del proceso. Para ello, siguieron a un grupo de polillas.

Los científicos atraparon varios ejemplares de una especie particularmente grande de estos insectos voladores (tienen hasta 13 centímetros de envergadura) y les pegaron unos pequeñísimos rastreadores en su lomo. Al ver que las polillas podían volar sin dificultad, las liberaron en Alemania con la esperanza de que iniciaran su migración hacia los Alpes.

Investigadores del Instituto MAx Planck atrapan polillas para luego seguirlas.

 

Se derribaron antiguas creencias

Los científicos que estudian los insectos voladores tuvieron grandes dificultades durante años para seguir el trayecto de especies como las polillas (que cruzan de Europa a África en el otoño) debido a su pequeño tamaño, pero actualmente la tecnología está del lado de los investigadores: los rastreadores son ahora muy livianos.

Así es que un piloto a bordo de un avión logró seguir a 14 ejemplares en su migración hacia los Alpes. La ruta más larga que siguió uno de estos insectos fue de 90 kilómetros.

Un investigador coloca un rastreador sobre el lomo de una polilla.

A partir de este primer estudio, algunas creencias que se tenían al respecto de las polillas fueron desbancadas. “Por muchos, muchos años, se creía que la migración de insectos era más que nada dictada por los vientos”, indicó Myles Menz, el autor principal del estudio.

Sin embargo, para su sorpresa, las polillas parecían saber perfectamente hacia dónde estaban yendo, puesto que, cuando los vientos cambiaban, mantenían un rumbo fijo. Asimismo, aprovechaban las características de las ráfagas para volar más eficientemente: más bajo cuando tenían el viento en contra y más arriba para agarrar viento de cola.