Japón
En la moderna Japón, una ciudad promueve las cartas de amor para encontrar pareja
El país asiático atraviesa actualmente una gran crisis de natalidad y bajas históricas en uniones matrimoniales.Hace años que se sabe que la población de Japón envejece. Cada vez es menos la cantidad de personas que deciden casarse y tener hijos. Sin ir más lejos, en 2021, se registró la menor cantidad de nacimientos desde que se tiene registro y la menor cantidad de matrimonios desde la Segunda Guerra Mundial.
Por eso, la ciudad de Miyazaki, en el suroeste del país asiático, decidió poner manos a la obra con un proyecto que busca unir a personas que se quieran involucrar románticamente. Bautizada bajo el nombre de Koibumi (“cartas de amor”), esta iniciativa en Japón busca ser una alternativa a las aplicaciones de citas.
Hasta ahora, unas 500 personas (60% mujeres y 40% hombres) de esta zona de Japón se animaron a enviar cartas para conocer a otras personas y, en total, se formaron 17 parejas. Para Rie Miyata, quien forma parte del equipo que une a los participantes, esta cifra es considerada un éxito. "Pensaba que la gente lo percibiría como algo antiguo, pero durante la pandemia fue muy bien, ya que los jóvenes lo ven como algo nuevo que no han hecho nunca", indicó.
Cómo funciona
Las personas que quieran participar (para quienes no hay límite de edad ni geográfico dentro del territorio japonés) tienen que llenar, en primer lugar, una lista con sus aficiones y preferencias, por ejemplo, de sus películas o libros favoritos. Luego, la organización empareja a las personas que cree que tendrán más afinidad: una especie de OkCupid analógico.
Luego, estas personas se pueden enviar un máximo de cinco cartas hasta decidir si quieren conocerse cara a cara o no. Para ello, utilizan sobres distintivos del proyecto. Si finalmente deciden verse, la pareja debe encontrarse frente a un buzón de correo pintado de amarillo (símbolo de este proyecto en Japón) y tienen su primera cita.
Luego, ambos tienen entrevistas individuales con la organización donde deben expresar si quieren continuar conociendo a aquella persona o no. Algo particular de todo este proceso es que, antes de verse en el buzón, no hay forma de saber cómo es la otra persona porque el intercambio de fotografías no está permitido, para que las personas que se sientan inseguras o sean tímidas se sientan animadas a participar.
"Ahora que la información visual nos domina y con la baja tasa de natalidad, queríamos crear un proyecto cálido y que dé a las personas interesadas en enamorarse la valentía para salir y hacerlo", concluyó Miyata.