Polos

Proponen un ambicioso plan para frenar el deshielo de los polos: volver a congelarlos con aerosoles

La técnica, sin embargo, no está exenta de polémicas, como los mismos científicos reconocen.
martes, 20 de septiembre de 2022 · 03:00

Un grupo de investigadores estadounidenses de la Universidad de Yale publicaron un estudio en el que demuestran que los polos Norte y Sur podrían frenar su derretimiento si se liberaran anualmente aerosoles microscópicos en la atmósfera. Los científicos reconocen que esto no soluciona el problema, pero defienden que el método puede ser usado para atacar un asunto urgente.

De acuerdo a su propuesta, unas 125 aeronaves rociarían partículas microscópicas a unos 43 mil pies de altura (13 kilómetros, por sobre las altitudes que utilizan las aerolíneas) en la atmósfera sobre la latitud 60° Norte y Sur, en 175 mil vuelos anuales. Estas partículas luego se desplazarían hacia los polos, bloquearían parcialmente los rayos del sol y formarían una sombra que se proyectaría sobre la superficie.

El diseño de los aviones que llevarían adelante la operación.

Los científicos estadounidenses sostienen que esta sombra extra ayudaría no solo a desacelerar el proceso de derretimiento y el consecuente aumento del nivel del mar, sino que permitiría también que los polos vuelvan a congelarse al disminuir 2° la temperatura de los extremos del planeta.

 

Pros y contras

Esta operación —llamada inyección estratosférica de aerosoles— costaría unos 11 mil millones de dólares al año, pero para el equipo de investigación, esta suma es insignificante si se tiene en cuenta la cantidad de dinero que debe utilizarse para cesar por completo las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el cambio climático y que deriva en el deshielo de los polos. Sin embargo, la propuesta tiene varias objeciones que son contempladas por los propios investigadores.

Pungüinos en la Antártida.

Una de ellas es el hecho de que se usen aerosoles para enfriar el planeta, algo que, a priori parece una contradicción. "Pero si la ecuación riesgo/beneficio valiera la pena en algún lugar, sería en los polos", señaló el autor principal del estudio, Wake Smith, quien reconoce que, de todas maneras, esta no es la solución al problema. “Es aspirina, no penicilina. No es un sustituto de la descarbonización”, aseveró.

Otra de las objeciones radica en que los aviones también emitirían gases de efecto invernadero en sus vuelos hacia el polo Norte y el polo Sur. Asimismo, las partículas que se liberarían serían de dióxido de azufre que, una sustancia que, en niveles altos puede causar náuseas, vómitos, dolores estomacales y daños en las vías respiratorias y pulmones.

En la naturaleza, el dióxido de azufre se encuentra en las erupciones volcánicas.

De acuerdo a los expertos, la mayor parte de la población mundial no se vería afectada, pero aún así, el área diseminada por los aerosoles podría llegar a alcanzar a la población de la ciudad de Anchorage, en Alaska, y a la porción más al sur de la Patagonia.