El último adiós a Mijaíl Gorbachov: cientos de personas despiden al último líder soviético en su funeral

En la Sala de las Columnas, dentro de la Casa de los Sindicatos, en Moscú (Rusia), dos guardias de honor custodian el féretro del último líder de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, que falleció el martes a los 91 años. Frente al cajón, cientos de personas rindieron homenaje y le dejaron rosas y claveles.

Estaba previsto que las puertas estuvieran abiertas durante dos horas para que los rusos pudieran despedir al padre de la perestroika, pero se tuvo que extender el horario debido a la cantidad de gente que acudió al funeral de Mijaíl Gorbachov. Es que, solo para entrar, había que hacer una fila de unas dos horas.

La despedida oficial de Mijaíl Gorbachov no fue un funeral de Estado, aunque tuvo elementos distintivos, como la guardia de honor o la bandera rusa con un lazo negro que se encontraba detrás del cajón abierto o el hecho de ser velado en la Sala de las Columnas, que solo se reserva a personalidades ilustres de Rusia.

Putin, ausente

Varios cientos de ciudadanos se hicieron presentes en la Casa de los Sindicatos, no solo personas mayores, sino también adolescentes, que no habían nacido cuando Mijaíl Gorbachov lideró el deshielo de la Unión Soviética con Occidente, y familias con niños pequeños.

Hasta ahora, el único mandatario extranjero que se hizo presente para despedir al último líder soviético fue el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán. No obstante, los embajadores de otros países como Alemania, Reino Unido y Estados Unidos también se hicieron presentes.

Sin embargo, el que brilló por su ausencia fue el presidente de Rusia, Vladimir Putin. El Kremlin ya había informado que el mandatario no podría asistir por cuestiones “de agenda”. No obstante, el líder ruso ya se había despedido el jueves en el Hospital Clínico Central de Moscú, donde Gorbachov falleció el pasado martes.

Putin y Mijaíl Gorbachov mantenían una relación tensa desde hace años. Uno y otro criticaron mutua y abiertamente sus gestiones. Sin ir más lejos, en una de las últimas entrevistas que dio el último dirigente soviético había criticado la involución democrática del país a manos del líder del Kremlin. 

"No puede ser que todas las decisiones confluyan en una sola persona. Nadie tiene el monopolio de la verdad", había dicho al (ahora desaparecido) diario independiente “Nóvaya Gazeta”.