Alberto Fernández se reunió con Duhalde y de Mendiguren para discutir la post-pandemia
El campo tendrá un lugar esencial.
En un contexto signado por la pandemia de coronavirus, las economías del mundo se encuentran aletargadas por la necesidad de imponer medidas sanitarias por sobre el normal funcionamiento de la producción. En este sentido, Alberto Fernández mantuvo un reunión cumbre con importantes dirigentes.
El Presidente se juntó de manera presencial con Eduardo Duhalde (exmandatario y principal apoyo del Kirchnerismo en sus inicios), y José de Mendiguren, experimentado economista que hoy se encuentra al frente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE).
El tema a tratar por estos renombrados dirigentes ha sido la hipotética situación de post-pandemia. El actual primer mandatario argentino, se mostró muy interesado en comenzar a establecer estrategias para un "relanzamiento fuerte" a nivel productivo en nuestro país.
Según recabó la Agencia NA, hubo un acuerdo tácito en que el diálogo no podía salir de "la preocupación que hay sobre los efectos económicos que puede generar la pandemia". Fernández recibió, según declaró De Mendiguren, una serie de consejos para "estabilizar la economía". Y luego se explayó aun más.
"Fue una charla sobre la experiencia del 2001 y cómo hacer un relanzamiento fuerte, que Alberto tiene claro que tiene que ver con producción agregando valor, con un fuerte shock productivo en todas las áreas".
Además, dejó entrever que para esta situación sin precedentes, el jefe de Estado consideraría como principal impulsor de salida de la crisis al campo argentino. Incluso, el economista se atrevió a decir que "no concibe el desarrollo de la Argentina sin el sector agropecuario".
Dentro del mismo eje de discusión, pero con una teoría diferente, el experto de la Universidad de Columbia, Joseph Stiglitz, declaró recientemente que a su entender, para que las naciones superen el desastre productivo que dejará la pandemia, será fundamental que los Estados sean interventores.
Esta tesis viene acompañada de su creencia de que "los mercados por sí solos no son adecuados para gestionar", según la cual promueve que los gobiernos del mundo no prosperarán si son permisivos en materia financiera. En cuanto a la inversión, alertó sobre un "fuerte comportamiento preventivo inducido por la incertidumbre".
