El país cuenta con un test de industria nacional capaz de diagnosticar la variante Ómicron

La aparición y rápida propagación de la variante Ómicron del coronavirus cambió el panorama mundial de la pandemia y aunque expertos aún no saben mucho sobre ella, el país ya cuenta con un test efectivo para diagnosticarla.

El test Neokit, desarrollado por el Laboratorio Pablo Cassará de la Ciudad de Buenos Aires, demostró ser efectivo para el diagnóstico de la variante Ómicron. Esta prueba se usa recurrentemente en el país y también sirvió para la detección de otra cepa del coronavirus, como la Delta.

“El test de diagnóstico NEOKIT continúa siendo efectivo frente a la nueva variante detectada en Sudáfrica” señalaron los investigadores del instituto asociado con el CONICET, tras evaluar las mutaciones de la variante Ómicron.

“Una de las ventajas de la tecnología de amplificación por PCR simplificada, es que conociendo las secuencias genómicas de las nuevas variantes se puede saber rápidamente si el test sigue funcionando como diagnóstico de COVID-19″, aseguró la doctora Carolina Carrillo, investigadora del Centro Milstein y cofundadora de NEOKIT SAS, la empresa que fabrica en test.

“Esto no es posible con los test de antígeno que requieren ensayos específicos con la nueva variante, y que por cuestiones obvias de seguridad no pueden realizarse rápidamente en cualquier laboratorio”, agregó en diálogo con Infobae.

Cómo funciona el test efectivo ante la variante Ómicron

De acuerdo con los desarrolladores del test, este funciona mediante la colocación de la muestra en un tubo de reacción, al que se le agrega la mezcla de reactivo, por lo que se ve un color violeta.

Esta solución se pone a calentar una hora a 62 grados centígrados y allí se observa el color resultante que si sigue siendo violeta, la reacción es negativa, es decir no hay presencia de coronavirus en la muestra.

Mientras que si en esa hora cambia a color azul o celeste el resultado es positivo, ya que hubo amplificación molecular, lo que hace que cambien las condiciones del reactivo dentro del tubo.

Carrillo indicó que la ventaja de este proceso respecto a otros que son más rápidos pero serológicos, es que detectan el contenido genético del virus de manera efectiva. “Todo el proceso lleva poco más de una hora, mientras que la PCR lleva cuatro horas (la reacción), más todos los procesos de transporte”, resaltó.

“Nuestro proyecto completo parte de simplificar el tipo de muestra que se va a usar, que es esputo, hisopado o saliva, el proceso que se hace para poder usarlo como templado molecular. Ahora, frente a la urgencia de tener una herramienta diagnóstica simplificamos el desarrollo para ya tener algo (frente a la variante Ómicron)”, concluyó.