Infección por VIH y sida: qué tratamientos existen actualmente

Aunque el sida no tiene cura, hay tratamientos que evitan que el virus se replique.
miércoles, 1 de diciembre de 2021 · 03:00

En las últimas décadas, la lucha contra el sida evolucionó de tal manera que los tratamientos si son administrados de manera correcta, hacen que las personas portadoras de VIH tengan una calidad y expectativa de vida parecidas a las que no lo son.

Aunque el sida ni la infección por VIH tengan cura, actualmente, es posible hacer frente a la enfermedad mediante un procedimiento denominado “Tratamiento Antirretroviral”.

El 67 % de las personas con VIH en Argentina se atiende en el sistema público.

Este consiste en la combinación de tres o más medicamentos que inhiben que el virus se replique en el organismo y además permite que el sistema inmune recupere fuerza y con eso su capacidad para combatir enfermedades oportunistas, es decir, que se desarrolle el sida.

Para poder evitar el desarrollo de la enfermedad, el tratamiento debe tomarse de manera crónica, esto es, absolutamente todos los días, toda la vida.

Mientras se realiza el tratamiento, los portadores de VIH deben usar preservativo no solo para no transmitir, sino para no contraer otra cepa del virus.

Si esto se realiza de manera constante y correcta, el tratamiento permite disminuir la cantidad de virus en sangre hasta hacerlo indetectable. Las personas que se mantienen “indetectables” no transmiten el virus por vía sexual.

 

Cómo se detecta

La única manera de hallar una infección por VIH es a través de un examen clínico que es capaz de identificar la presencia de anticuerpos contra este virus en particular.

Hay dos tipos de test, el ELISA, que se realiza en un laboratorio a través de un análisis de sangre, y el rápido, que tarda unos 20 minutos. En este último se pincha la yema del dedo y se colocan las gotitas de sangre sobre una tira reactiva.

El análisis para detectar el VIH no requiere orden médica y es voluntario y confidencial.

No obstante, cabe tener en cuenta la existencia del llamado “período ventana”. Después de la infección, los anticuerpos tardan entre tres y cuatro semanas en ser detectados, por lo que el análisis puede resultar negativo en un primer momento. Por eso, se recomienda que si se estuvo en una situación de riesgo, se repita el examen.

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