A 45 años de “La Noche de los Lápices”, el recuerdo de los estudiantes perseguidos por la dictadura
El reclamo por el Boleto Estudiantil Secundario terminó con el secuestro de los jóvenes que participaron de la movilización.Cada 16 de septiembre se conmemora el Día de los Derechos de los Estudiantes Secundarios en homenaje a las víctimas de “La Noche de los Lápices”, para que “sigan escribiendo” Memoria, Verdad y Justicia sobre la época más oscura de la historia argentina.
La dictadura militar comenzó formalmente el 24 de marzo de 1976 y en agosto del mismo año los mandatarios de facto decidieron suspender el Boleto Estudiantil Secundario con un objetivo: identificar “integrantes de un potencial semillero subversivo”. Unas semanas después, culminó con la fatídica madrugada del 16 de septiembre.
En este contexto, estudiantes secundarios del Colegio Normal 3 de La Plata fueron secuestrados por efectivos ordenados por el entonces jefe de la Policía bonaerense, el coronel Ramón Camps. Todos ellos habían participado de las movilizaciones para lograr el boleto.
Asimismo, “La Noche de los Lápices” coincidió con el 21 aniversario del golpe de Estado que sufrió Juan Domingo Perón, lo que no parece haber sido una simple coincidencia.
De esta manera, entre los efectivos policiales y del Batallón 601 del Ejército capturaron a 9 jóvenes que tenían entre 16 y 18 años y, en su gran mayoría, formaban parte de la Unión de Estudiantes Secundarios, una agrupación vinculada a Montoneros.
El homenaje a las víctimas
“La Noche de los Lápices” es conocida bajo ese nombre pero no fue una sola jornada, sino que los secuestros se llevaron a cabo durante una semana aproximadamente.
El primer día fueron secuestrados de sus domicilios: Claudio de Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel Racero y Horacio Ungaro.
Un día después, el 17 de septiembre, los represores capturaban a Emilce Moler y Patricia Miranda, que estudiaban en el Colegio de Bellas Artes de La Plata. Cuatro jornadas más tarde, fue detenido Pablo Díaz, integrante de la Juventud Guevarista, una agrupación cercana al Partido Revolucionarios de los Trabajadores (PRT).
Luego de haber estado bajo tortura en el centro clandestino de detención Arana, se los trasladó al Pozo de Banfield. Moler y Díaz fueron liberados dos años más tarde, tras haber estado en cautiverio.
Miranda salió con vida de Arana y fue derivado al Pozo de Quilmes. Posteriormente, estuvo en la cárcel de Villa Devoto hasta marzo de 1978. Lamentablemente, el resto de los estudiantes continúan desaparecidos y forman parte de los 232 jóvenes secuestrados durante la última dictadura cívico militar.
Finalmente, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), prestigioso en el mundo por su tarea en materia de Derechos Humanos, no pudo identificar los cuerpos de las víctimas.